En un lugar de los Países Bajos llamado Goes, entre árboles que la doblan en altura y en medio de un jardín de hierbas silvestres, surge una casa de tonos pardos y grises, con el tejado a dos aguas. Y con una característica que luego, al aproximarnos, se mostrará en toda su gracia: el tejado parece caer sobre las fachadas, como una capa protectora o una segunda piel. A propósito, son los materiales (la combinación de sus tonalidades y texturas) los elementos que convierten esta casa con una tipología de origen tradicional en una construcción netamente contemporánea.
A partir del modelo holandés de las llamadas “casas estrechas” (con pasillos verdes entre una y otra), el estudio Grassodenridder Architecten ha elaborado este proyecto de vivienda, con largas fachadas cerradas que dan a la calle y espacios interiores transparentes. Grandes planos de vidrio sin marcos abiertos al jardín.
Un tejado de paja totalmente rompedor
Pero es el tejado de paja el rasgo de la casa que más llama la atención; quizá por el modo en que está colocado ya que ese tipo de techumbre es, como reza el dicho, “más antiguo que andar a pie”. En efecto: desde tiempos inmemoriales se ha utilizado la paja como cobertura de las viviendas populares puesto que la sabiduría técnica tradicional transmitía, de generación en generación, las ventajas de un material flexible que se acomoda dócilmente a la madera y se adapta a todas las formas geométricas –rectangulares, cilíndricas, escalonadas– que quisiera el constructor. En esta casa, el manto de paja no solo recubre las dos alas muy inclinadas del tejado, sino que baja por las fachadas, casi hasta el suelo. Es como si el edificio estuviera forrado, tapizado como un mueble. O abrigado con piel de cordero.
Pero es una capa mullida de vegetal seco y tratado, que combina con los tramos de madera oscura de las fachadas. Los planos (verticales e inclinados) en gris y en pardo están enmarcados por los verdes del paisaje: es una “paleta” de valores cromáticos apagados, lejos de los rojos que caracterizan las casas de las regiones nórdicas.
Juego de texturas en el exterior y el interior
En las caras interiores de las fachadas se produce una combinación distinta de texturas, con efectos diversos. Entre los dos volúmenes (uno más grande que otro) de la casa, se forma la figura en ángulo de las fachadas interiores, donde la capa de paja cae sobre las paredes de cristal. Allí se dibuja una terraza ajardinada, con sofás blancos y una mesa con bancos rústicos.
Se trata de matices rústicos traspasados por la sofisticación. En este sentido actúa también el manto de paja en los bordes de una pared blanca o de los planos de vidrio. La chimenea, una escalera de madera o las alfombras de tejidos naturales ponen su matiz en los interiores blancos.