A Jeremy Bull, fundador del estudio Alexander & Co, con sede en Sídney, le gusta que sus espacios respiren un aire artesano. "Combinar materiales de un modo que refleje el trabajo manual es realmente fascinante. A veces ves proyectos comerciales y todo tiene un aire plastificado, automatizado. Están hechos para que lo usen las personas, pero no tienes la sensación de que lo hayan hecho seres humanos", comenta.
Desde luego, la Pacific House, ubicada en la misma metrópoli australiana, no tiene para nada el aspecto de ser uno de esos encargos que se resuelven con conceptos y soluciones manidas, como a piñón fijo. Solo hace falta fijarse en detalles como el suelo de la cocina, las jambas que enmarcan los pasos entre los espacios de día y el trabajo con la madera para comprobarlo.
El punto de partida del proyecto de reforma no fue fácil. "La construcción original de los años noventa estaba mal planificada y dislocada de sus vistas. Decidimos que debía tener dos caras: la de la cocina y el jardín, con piscina incluida, y la del paisaje. De ahí que el plano se orientara para que los niños pudieran comer, nadar y jugar, y los adultos pudieran contemplar el océano", añade.
Entrada del dormitorio principal
Foto: Anson Smart
Había que hacer honor al nombre de la casa y a su ubicación, junto a un acantilado. Y a ello se aplicaron los arquitectos añadiendo nuevas terrazas y la mencionada piscina, y modificando partes de la envolvente exterior del edificio, como puertas y ventanas, revestimientos, entradas, cubiertas exteriores y pérgolas.
La fachada es de hormigón blanco y texturizado, un telón de fondo sobre el que se contrapone el verde del nuevo paisajismo. "Es una versión más suave y accesible de lo que fue la construcción anterior, a pesar de que su mística de los años noventa no se ha abolido del todo".
El interior alberga los espacios de día –salón, comedor, cocina con office– más un dormitorio de invitados en la planta baja, cinco dormitorios en el nivel superior y gimnasio, sauna, zona wellness y garaje en el sótano. Las nuevas vigas de acero soportan las grandes aberturas practicadas tanto en la fachada como en la distribución y están revestidas de madera para darles sentido. En cuanto a los acabados, la paleta es rica en texturas, pero se inclina hacia lo monocromático: suelos y techos de roble americano y muros enyesados, además de ese terrazzo de gran formato en la cocina.
Alexander & Co ha intervenido la fachada de los años noventa abriendo nuevos huecos para comunicar interior y exterior. En el salón, sillón Remnant, de Note Design Studio para Sancal.
Foto: Anson Smart
Para Jeremy Bull, este proyecto ha sido como "insuflar nueva vida a una vieja solterona. Era sustancial en su estructura, pero carente de espíritu. Contar bien una historia en un chasis no demasiado viejo, pero sí bastante malo, de una forma que resulte personal y convincente es un ejercicio digno. La casa vuelve a respirar y a estar viva. Se siente a la vez de antes y de ahora. Lista para una nueva familia y para sus próximos 30 años, espero".