Volvemos a Milán: así ha sido la edición más esperada del Salone del Mobile

Tras el parón provocado por la pandemia, volvimos a Milán con más ganas que nunca. Esta edición especial, más pequeña pero igual de interesante, se llamó Supersalone y, por supuesto, no nos la hemos perdido.

Puffy de Faye Toogood para HEM

Puffy de Faye Toogood para HEM

Ana Domínguez Siemens
Ana Domínguez Siemens

Historiadora del arte, periodista, escritora y comisaria especializada en Diseño

Y volver, volver, volver... a Milán, al evento que marca nuestro calendario, el de la vida del diseño. Ocurrió por fin el 5 de septiembre, el día en que abrió el Salone del Mobile, llamado en esta edición el Supersalone, que aunque en realidad era mini en tamaño, eso sí, era súper como experiencia. Sólo cuatro pabellones estaban activos, con un diseño sencillo y fácil de navegar ideado por Stefano Boeri y Andrea Caputo. Mientras la grandísima Marva Griffin, fundadora e impulsora del Salone Satellite –que ha dado el espaldarazo a tantos jóvenes diseñadores–, recogía su merecidísimo reconocimiento “Laurea Magistrale” por el Politécnico de Milán, la joven María Porro, de la firma del mismo nombre, estrenaba presidencia, por fin una mujer al frente. Bravo por ellas.

Supersalone

Supersalone

En su misión por hacer una feria sostenible y circular, el diseñador Lukas Wegwerth realizó un montaje en el que todo se puede no sólo reciclar sino, más importante, reutilizar, y para ello usó el sistema “Three+1” diseñado por él mismo: “El Supersalone explora nuevas posibilidades en formas de hacer una feria. Además de muchos aspectos culturales y democráticos, el compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad son los principales objetivos de este concepto. Dentro del equipo curatorial cuestionamos qué materiales y funciones necesitamos y por ello, la cantidad de materiales se redujo mucho. Desarrollamos estrategias basadas en material alquilado o prefabricado así como de reutilización de los materiales aplicados. Junto con los estudios de Andrea Caputo y Stefano Boeri desarrollamos una estrategia que permitirá reutilizar grandes cantidades de materiales. Las estructuras que diseñamos para las áreas sociales se construyen en parte con un sistema de andamios alquilados y en otras partes con el sistema “Three + 1”. Creo que la diversidad de estrategias es importante aquí: no existe una solución “única” para ahorrar recursos y alejarse del modelo actual de tomar-hacer-desechar. Priorizamos la reutilización sobre el reciclaje. En nuestra visión, el evento termina cuando todo el material usado se entrega para un uso posterior. Esto significa que pueden ser desmantelados y almacenados hasta que se utilicen para otra feria o podría significar la reutilización de estructuras completas o modificaciones de éstas fuera de la feria”, explicaba.

Secret Cubic Shelves de Olafur Eliasson para Moroso

Secret Cubic Shelves de Olafur Eliasson para Moroso

Una selección de grandes marcas mostraron productos nuevos, por ejemplo: Moroso con una butaca de Patricia Urquiola y la estantería geométrica de Olafur Eliasson que ya habíamos visto en prototipo en la última feria; Andreu World mostró una cálida colección en madera con Philippe Starck; Magis nos trajo un sofá modular y flexible llamado “Costume” diseño de Stefan Diez; Mattiazzi, una silla cuyo asiento y respaldo era una cuerda cruzada, se llama “Filo” y la diseñaron los infalibles hermanos Bouroullec; y curiosamente, una marca de moda presentó una silla estupenda, en madera teñida en degradé de color, un producto especial firmado por el equipo interno de Missoni. En el recorrido por las grandes marcas se mezclaban diminutos espacios dedicados a lo que se llamaba “The makers show”, en los que artesanos y pequeños fabricantes enseñaban sus productos. Entre ellos llamó la atención el trabajo sostenible y responsable de los canadienses Fogo Islands Workshops que colaboran con diseñadores internacionales para desarrollar productos en los que se utiliza su sabiduría ancestral en la fabricación de barcos. De la mano de la talentosa curator Annina Koivu pudimos ver también una buenísima selección del trabajo de los estudiantes que se graduaron el año en que nadie puedo viajar a verlos bajo el elocuente nombre “The Lost graduation Show” y por otro lado, también vimos una representación de piezas del nuevo museo ADI dedicado a los premios “Compasso d’oro”. Realmente un menú muy completo.

Oplight de Jasper-Morrison

Oplight de Jasper-Morrison

La ciudad recuperó afortunadamente el espíritu de años atrás, menos gente, menos turistas del diseño, más personas cuya dedicación al diseño es seria y pasional, tal como en los viejos tiempos en los que el diseño no había sido invadido por las mariposas del Instagram. En la zona de via Durini se concentraron una buena parte de las grandes marcas y otras que no eran habituales de la zona. Brilló Cassina con la pertinente reedición del sofá “Soriana” de Tobia Scarpa de 1969, ahora que vuelven los asientos relativamente informes y menos convencionales –aunque hayan pasado cuarenta años para que el público los entienda y desee– y con una buena representación de piezas de la empresa danesa Karakter que ahora les pertenece, por ejemplo, el primer sofá de Michael Anastassiades, “Middleweight”, tan minimal como era de esperar, algunos diseños del poético Aldo Bakker, que también presentaba unos objetos de porcelana deliciosos con Tomas Eyck (en Rossana Orlandi) y una colección llamada “Principal” de una de las grandes mujeres diseñadoras de los años 60, Bodil Kjaer, que la historia se empeñó en olvidar. Ceccotti, cuyo saber hacer artesanal es de sobra conocido presentó una estupenda butaca de Jaime Hayón, mientras que Natuzzi se abrió al diseño contemporáneo de buenos autores con piezas firmadas con mayor o menor fortuna, por ejemplo, por Formafantasma o Sabine Marcelis. Pero sin duda la instalación más sensacional del “fuorisaloni” fue la creada por Hermés, con unos pabellones de factura artesanal decorados en su exterior con dibujos geométricos que bien podrían haber sido parte de un poblado africano por ese aire tribal de factura imperfecta. Allí brillaba la silla de Jasper Morrison para el monasterio de La Tourette de Le Corbusier y la sorprendente e irresistible butaca de Bijoy Jain de Mumbai Studio en papier maché.

El espacio de Rossana Orlandi durante el Supersalone 2021

El espacio de Rossana Orlandi durante el Supersalone 2021

Los que andaban a la búsqueda de jóvenes talentos se dirigieron a dos lugares clave: Rossana Orlandi y Alcova. En Rossana la presencia española destacaba por número y calidad. Álvaro Catalán de Ocón presentó su alfombra “Plastic Rivers” realizada por GAN con fibra salida del PET reciclado y que además resultó ganadora del premio RoGuiltlessplastic que premia iniciativas para reutilizar el plástico de desecho. También allí la nueva luminaria de Mayice, que nunca deja de sorprender por su alarde de técnica y artesanía combinadas con delicadeza y rotundidad. Y en Alcova destacó la instalación de la americana Lindsay Adelman cuyos objetos luminosos habíamos visto hace unos años en Nilufar pero que tiene un arte especial para adueñarse de un espacio con muchas dobles lecturas.

La instalación de Lindsay Adelman en Alcova 2021

La instalación de Lindsay Adelman en Alcova 2021

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