Richard Rogers se retira con esta pequeña obra maestra en la Provenza francesa

El arquitecto británico ha diseñado una galería de arte suspendida sobre un viñedo antes de dejar a los 87 años de edad la dirección del estudio Rogers Stirk Harbour+Partners que fundó en 1977.

El pabellón se proyecta 27 metros sobre la ladera de una colina apoyándose en el terreno solo sobre cuatro puntos.

El pabellón se proyecta 27 metros sobre la ladera de una colina apoyándose en el terreno solo sobre cuatro puntos.

David Quesada
David Quesada

Redactor jefe de Arquitectura y Diseño

Uno de los máximos exponentes del high-tech que hizo furor en la década de los setenta y ochenta, el autor de obras tan emblemáticas como el centro Georges Pompidou de París junto a Renzo Piano, el edificio Lloyd's de Londres o la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas junto a Estudio Lamela, se ha retirado como solo pueden hacerlo los grandes maestros: sin estridencias, con una obra escueta pero a la vez poética, una oda sencilla al estilo que labró su prestigio.

El edificio procura no alterar la belleza serena del paisaje mediterráneo.

El edificio procura no alterar la belleza serena del paisaje mediterráneo. Foto: Stéphane Aboudaran / We Are Content(s)

En realidad Richard Rogers había dejado la dirección del estudio que fundó en 1977 –renombrado Rogers Stirk Harbour+Partners (RSHP) tres décadas después– en 2020; pero solo ahora ha completado esta galería de arte que se proyecta 27 metros al vacío sobre una colina en el viñedo Château La Coste, en la Provenza francesa. Así que esta pequeña joya puede considerarse su digno adiós a una profesión que tan espléndidamente ha ejercido.

El volumen queda contenido en una estructura metálica de color naranja visible por fuera, un rasgo característico de la obra de Richard Rogers.

El volumen queda contenido en una estructura metálica de color naranja visible por fuera, un rasgo característico de la obra de Richard Rogers. Foto: Stéphane Aboudaram / We Are Content(s)

El pabellón, bautizado como Richard Rogers Drawing Gallery y de 120 metros cuadrados, parece flotar literalmente sobre los árboles, apoyándose en el terreno sobre cuatro pequeños puntos. El volumen está contenido en una estructura metálica visible, como muchos de los edificios high-tech por los que Richard Rogers se hizo famoso. La forma y ubicación de la galería, que contiene una única sala rectangular blanca rematada por una abertura acristalada, derivó del deseo de enmarcar las vistas del viñedo y de causar un mínimo impacto en el entorno.

Su único espacio interior se cierra en su extremo con un paño acristalado que enmarca el paisaje.

Su único espacio interior se cierra en su extremo con un paño acristalado que enmarca el paisaje. Foto: James Reeve

"La galería representa muchos de los principios de diseño fundamentales en la obra de Rogers", afirma Stephen Spence, socio de RSHP. "Esto incluye el concepto de 'legibilidad', según el cual al observar el edificio se puede 'leer' sus partes y entender cómo estas y todo el conjunto funcionan". Por eso, para Spence, esta obra es un digno colofón a la trayectoria de Richard Rogers.

Muchas gracias por todo lo que nos ha regalado, señor Rogers. Disfrute de su merecido retiro.

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