Desde que los hermanos Lumière inventaran el cine, nos hemos sentido fascinados por todo el ritual de ocio y entretenimiento que envuelve la proyección de una película en una habitación oscura. Las salas de cine han pasado por distintas etapas, y si bien ahora mismo no viven su mejor momento por motivos ajenos a la calidad del cine, eso no ha impedido que los fanáticos puedan rendirle homenaje al séptimo arte.
Delphi Lux, uno de los cines más espectaculares de Berlín.
Es el caso del cine Delphi Lux en Berlín. El trabajo realizado por Batek Architekten y Ester Bruzkus Architekten es tan impecable e estimulante que merece una visita indistintamente de la cartelera. Las instalaciones exquisitamente diseñadas cuentan con siete pantallas, 600 asientos, un vestíbulo espacioso y dos bares que, aunque cada uno de distinta manera, cuentan la misma historia.
Las tiras de LED dan personalidad a cada una de las salas del cine Delphi Lux.
Las salas fueron conceptualizadas desde el principio como un hito cultural, con referencias que van desde David Lynch y Stanley Kubrick al padre de los fluorescentes, Dan Flavin. Las tiras LED que recorren los espacios se compenetran con el resto de texturas y formas para jugar de una manera brillante con los volúmenes y el flujo entre los espacios. Además se han diseñado unas sutiles cubiertas con paneles textiles a medida que ocultan la distribución de sonido y los materiales de amortiguación.
Esta sala en concreto de Delphi Lux haría las delicias de David Lynch.
Una de las paredes del vestíbulo está cubierta con vibrantes azulejos de madera pintados a mano en varios tonos de rosa. Cada pantalla tiene un tema de color diferente; el interior de una sala es un dramático "teatro rojo", iluminado por la firma. Una sala ha sido cubierta con tejas pintadas a mano en tonos de rosa, otra recuerda el escenario de Blade Runner en la parte posterior de una puesta en escena, mientras que el interior de esta sala brillan colores cálidos.
Delphi Lux es un cine holístico para disfrutar con los sentidos.
También se atreven a experimentar con el negro con una sala completamente oscura cuyos bordes espaciales parecen disolverse a través de las líneas de luz y que puede ser bañadas por la luz en cualquier momento y de cualquier forma. De esta manera se hace un cine holístico, no solo pensando para vender palomitas, sino construido por y para los sentidos.
Delphi Lux es uno de los secretos mejor guardados de Berlín.
Cada pantalla tiene su propio esquema de colores vibrantes que convierte la experiencia en una inmersión emocional, y para reforzar esa teatralidad, de la misma manera que en un set de rodaje, los visitantes ingresan a los auditorios a través de cámaras cuadradas de madera contrachapada. De esta forma la estancia es un espacio futurista que gracias a la tecnología LED RGB modifica el estado de ánimo y la predisposición del publico.
Los visitantes ingresan a los auditorios de Delphi Lux a través de cámaras cuadradas de madera contrachapada.
Los visitantes ingresan a los auditorios de Delphi Lux a través de cámaras cuadradas de madera contrachapada.
Delphi Lux.
El vestíbulo y los pasillos del cine de Berlín no son menos coloridos. Las baldosas de madera rosadas se compensan con suelos de parquet de teca, techos negros y lámparas rescatadas del desaparecido cine Gloria Palast, y los bares están equipados con asientos curvados de estilo art déco.
Baldosas rosas y suelos de parquet se dan de la mano en los pasillos y el vestíbulo del berlinés Delphi Lux.
Inspirados por el trabajo del conocido Dan Flavin, los autores quisieron convertir cada sala en una galería de arte. Individualmente diseñadas con una identidad colorida y conjuntamente unidas por cuidadosos detalles de diseño y variaciones temáticas. Este acercamiento del diseño y el arte en un escenario que, por lo menos ahora resulta bastante inusual, recuerda de alguna manera al inicio de la carrera de Flavin con sus primeras muestras minimalistas de la luz, aunque en realidad se podría hablar de una síntesis de la escultura y la modificación de la arquitectura, así como la intervención del espectador como parte activa de la obra. Algo que sin duda se ha conseguido en el cine Delphi Lux.