Regreso a la capilla de Peter Zumthor
El fotógrafo de arquitectura Aldo Amoretti captura la dramática relación entre la capilla de campo Bruder Klaus y su entorno natural
Peter Zumthor cree en una arquitectura que se expresa por sí misma, sin simbolismos en tercer grado ni ironía. En la capilla de campo Bruder Klaus, en Alemania, lo consiguió con lo mínimo partiendo de una idea tremendamente original que funde en un edificio paisaje, misticismo y arquitectura de vanguardia. La fachada es de hormigón compuesto con materiales de las inmediaciones; el relieve interior ennegrecido surgió de quemar el encofrado, troncos de árboles de un bosque vecino; el óculo hace que la cúpula arquetípica sean el cielo y las estrellas, mientras que el vidriado son pequeñas perforaciones en la pared creadas al clavar 350 tubos de acero. Hacia el exterior es un silo brutalista y, sin embargo, dialoga en perfecta armonía con el paisaje. Será porque se trata de una composición humilde que no pretende decir más que lo justo.
Esta relación con su entorno, una zona agrícola a 55 km de Colonia, es la que ha llevado al fotógrafo de arquitectura Aldo Amoretti a regresar a la capilla, construida en 2007. En relación al paisaje podría ser una piedra o una pila apilada de pacas de pajas, si bien es una cueva de iniciación a la que llegan en peregrinaje cada vez más y más gente. Quizá esto último sea lo que está alterando su presencia entre cultivos, y eso que no hay ninguna carretera cercana; toca caminar un buen trecho para alcanzar su puerta triangular. En días de sol, quien llegue cansado puede sentarse en uno de los dos bancos de hormigón que son parte misma del edificio, estando uno de ellos siempre a la sombra.
Esta capilla campestre está dedicada al santo suizo Nicholas von der Flüe (1417–1487), conocido como el Hermano Klaus. Fue encargada por el agricultor Hermann-Josef Scheidtweiler y su esposa Trudel y en gran medida construida por ellos, con la ayuda de amigos, conocidos y artesanos del lugar.