9 refugios de montaña que quitan el aliento
Tradicionales o rompedoras, las construcciones en zonas de nieve son un reto arquitectónico
En el reino del silencio, la nieve es la estrella. Mirar cómo cubre el mundo desde el cristal de un refugio de montaña deteniendo el tiempo, imponiéndose porque el cielo así lo desea, es un espectáculo regalado que llama al reposo y a dejarlo todo. Por eso observar la nieve es estar en paz: no hay nada mejor que hacer. No es extraño que su presencia inspire grandes y bellísimas construcciones, algunas de ellas basadas en la arquitectura tradicional, cuando más que disfrutar del fenómeno invernal se buscaba, ante este, la máxima protección. Otras aprovechan las infinitas posibilidades de la contemporaneidad en cuanto a formas y materiales, dándolo todo al calor interior y otorgando la máxima amplitud a los imprescindibles ventanales para que la fascinación pueda experimentarse en su magnitud.
Entre el primer grupo, y basándose en las típicas cabañas con techos a dos aguas que conforman el vecindario, los canadienses Scott&Scott construyeron una bella casa para una familia de snowboarders perfectamente integrada en una colina de piedra en Whistler, cerca de Vancouver. Los materiales son locales, la estructura de la cubierta está aserrada en bruto y montada sobre el hormigón y el tejado, como antaño, como la de sus vecinos, es de cedro rojo. También el refugio La Leonera, en Farellones, a 36 km de Santiago de Chile, sigue la tipología de las casas en forma de A presentes en la zona y además, en este caso, la fachada norte traslúcida capta la abundante radiación y la transforma en calor.
En el segundo grupo, y también aprovechando al máximo la energía solar, hay excelentes ejemplos de cómo un refugio puede ser una obra de diseño ingeniería y a nivel estético, un elemento rompedor pero a la vez, único e integrado. Uno de ellos es el de Monterosa, en los Alpes Suizos y a 2.883 metros de altitud. Fue desarrollado por el Instituto Federal Suizo de Tecnología con la colaboración del Club Alpino Suizo y en el proyecto intervinieron muchos fabricantes interesados en aportar su grano de arena a este peculiar hito. A la construcción no se llega desde ninguna carretera; solo es posible hacerlo a pie, y después de tres horas de ascensión. El refugio genera el 90% de la energía que consume, y aunque está construido en madera, queda recubierto de aluminio e integra un sistema fotovoltaico que captura la energía solar. Una verdadera proeza.