El MAXXI de Roma reflexiona acerca de la evolución del hogar
La exposición 'At home: Designs for contemporary living' podrá verse hasta abril de 2020.
Bivouac Fanton en Italia, del estudio Demogo.
Los tiempos cambian. Y lo mismo puede decirse de las tendencias, nuestros hábitos de vida o la concepción que se tiene de algo tan elemental como es el hogar. El Museo Nacional de las artes del siglo XXI de Roma (más conocido como MAXXI) precisamente aborda esto último en su exposición At Home: Designs for contemporary living, que podrá verse hasta el 17 de abril de 2020. La muestra se centra en analizar cómo ha evolucionado el concepto de vivienda desde el final de la II Guerra Mundial hasta nuestros días tanto de forma individual como colectiva, lo que lleva también a analizar cómo ha mutado el concepto de familia a lo largo de las últimas décadas. Por ejemplo, los visitantes podrán conocer los entresijos de la romana Casa Baldi, el primer trabajo de Paolo Portoghesi en 1959; o la residencia Capital Hill que Zaha Hadid Architects construyó para el milmillonario Vladislav Doronin en 2018 cerca de un bosque en Moscú. También podrán verse parte de los archivos de Giulio Gra y Monaco Luccichenti, así como los más celebrados diseños residenciales erigidos en Roma entre los años treinta y cincuenta.
Villa sull’Aurelia en Roma, de Luigi Pellegrin (1964).
Aunque no estará solamente presente el trabajo de los principales arquitectos del siglo XX, para nada. At Home: Designs for contemporary living, del mismo modo, es un espacio de debate en el que tiene mucho que decir el presente y el futuro. Los principales nombres propios de la nueva generación de arquitectos exhiben en esta muestra su particular visión del hogar, la cual no difiere en exceso del atrevimiento de sus pasados. ¿En realidad hay muchas diferencias entre la audacia de la imponente casa en el corazón de las Dolomitas creada por Demogo o la casa-árbol que Giuseppe Perugini levantó en Fregene, a pocos kilómetros de la capital italiana? Sin la visión visionaria de unos pocos la arquitectura no puede evolucionar o, lo que es aún mejor, sorprendernos.