Transformar un antiguo edificio militar de principios del siglo XIX en un gran polideportivo de referencia para la ciudad de Tarbes fue el reto al que se enfrentó el estudio de arquitectura IDOM. Con unas dimensiones de 125 metros de largo por 85 metros de ancho, con una nave central y dos laterales, al más puro estilo catedralicio, la central de 20 metros de alto y las adyacentes con una altura de 13 metros, emulando la nobleza de las magníficas construcciones religiosas y que se confirma en el interior gracias a la expresividad de la estructura policromada que, aunque ajada por el paso del tiempo, define el carácter del espacio gracias a la espectacular luz cenital que atraviesa la cubierta acristalada en el cincuenta por ciento de su superficie.
Se ha tratado de mantener la esencia industrial del edificio.
Foto: Pedro Pegenaute
"Nuestra propuesta", cuentan desde el estudio, "tiene como objetivo mantener el valor de la preexistencia, preservando hasta el final la percepción de su carácter original, incluso cuando se introduce un mundo nuevo ligero y lleno de color, características vinculadas con el carácter lúdico que debe expresar el edificio. Por una parte, actuamos sobre el pavimento, hasta ahora gris, llenándolo de colores con los que definir las nuevas zonas de práctica deportiva: atletismo, baloncesto, balonmano, bádminton y escalada".
El color define los ambientes.
Foto: Pedro Pegenaute
Por otra parte, las exigencias del nuevo programa deportivo (vestíbulo, vestuarios, salas de las federaciones, oficinas) se resuelven con una pieza de intenso color amarillo que conforma a su vez dos grandes muros de escalada protagonistas del espacio central de la actuación.
Las dimensiones son 125 metros de largo por 85 metros de ancho.
Foto: Pedro Pegenaute
"Se percibe ingrávida, flotando en el espacio catedralicio industrial gracias a que se empotra en los grandes pilares de la nave y se cuelga de los puentes grúa preexistentes dándoles así una nueva vida". Esta pieza se convierte también en grada superior para los espectadores y en el elemento que define los límites entre las distintas zonas deportivas.
El nuevo programa deportivo se resuelven con una pieza de color amarillo.
Foto: Pedro Pegenaute
"Finalmente, nuestra actuación dota al edificio de una nueva fachada compuesta por un basamento de ladrillo, en armonía con la arquitectura del barrio, y un revestimiento blanco que se extiende hasta el límite de la cubierta".
Una nueva fachada para el edificio.
Foto: Pedro Pegenaute
Esta última se resuelve con chapa mini onda blanca, de uso habitual en el mundo industrial, en la que se insertan unos nuevos huecos estratégicos con los que expresar la vocación pública del nuevo edificio y abrirlo a una relación más permeable con su entorno. Le dan a uno ganas de santiguarse mientras hace sentadillas.