El estudio Elii, dirigido por Uriel Fogué Herreros, Eva Gil Lopesino y Carlos Palacios Rodríguez, fue elegido ganador en el concurso para el proyecto de la nueva sede de Save The Children en el barrio de San Diego, Madrid. La construcción, resultado de la rehabilitación de un edificio de los años 50, constituiría un punto estratégico para el trabajo de la ONG en el distrito de Vallecas.
Se rehabilitó y amplio un edificio de los años 50 del barrio de San Diego, en Madrid.
Para cumplir el programa de necesidades del centro de atención a la infancia, el proyecto implicó la consolidación y alteración de la estructura existente del edificio, descolgando un nuevo cuerpo sobre ella. La parte trasera de la construcción original fue parcialmente demolida para colocar un nuevo núcleo de circulación y servicios, adaptado a la normativa vigente. Además se agregó una extensión sobre la cubierta, agotando la edificabilidad de la parcela, que proporciona un espacio a doble altura entre dos terrazas, para favorecer la ventilación cruzada.
La nueva fachada dibuja el nombre de la fundación al desplegarse las persianas.
Desde el piso superior se suspendió una nueva fachada que comprende un sistema de aleros, toldos y jardineras, capaces de resolver el aislamiento térmico y regular la intensa radiación solar. Las persianas están además impresas en su parte delantera con tipografías, de forma que cuando están desplegadas van formando el nombre de la fundación, otorgando una presencia distintiva al edificio dentro de la plaza en la que se sitúa.
El edificio promueve la interacción de usuarios y espacios.
Una de las características más destacadas del proyecto es que promueve la interacción y apropiación de los espacios interiores por los usuario, poniendo especial interés en el apego emocional de los niños. Este enfoque se deja ver en decisiones espaciales, materiales, cromáticas, de mobiliario y de diseño.
La paredes móviles proporcionan una configuración interior flexible.
El mobiliario portátil favorece la organización colaborativa.
El interior del edificio tiene una configuración flexible, con paredes móviles y mobiliario portátil que favorecen la organización colaborativa de los espacios. Las jardineras se llenan de plantas para inculcar en los menores los valores del cuidado y el compromiso.
Los materiales se han elegido cuidadosamente para generar estímulos en los usuarios.
Los materiales se eligen cuidadosamente para generar diversos estímulos en los usuarios. Algunas de las superficies de la sala de espera reflejan la calle; el pavimento de este área entra desde la plaza rompiendo la barrera entre interior y exterior. Las oficinas para el personal y la sala de apoyo a las familias en planta baja están cubiertas con policarbonato translucido, para que las actividades que se desarrollan en las salas sean parcialmente visibles.
Los niños elaboraron una lista de deseos para el centro.
Durante el proceso de concurso, niños de diferentes edades elaboraron una lista de deseos para el centro. En respuesta a su petición de "poder ver las estrellas desde las habitaciones", se incorporó una gran claraboya en el techo de la sala de proyecciones, que se abre hacia la azotea con vistas al horizonte.
El proyecto se plantea como una actuación en proceso.
El proyecto se plantea como una actuación en proceso, que completada esta primera fase, permita a la organización comenzar a realizar sus labores de atención en la zona. Se propone un protocolo de actuación sobre el edificio para acciones futuras como: cerrar la terraza principal con un invernadero, incorporar energía solar fotovoltaica en la cubierta o integrar mobiliario transformable.