La magia de la Fondazione Prada de Milán

Un torreón de hormigón blanco destinado a albergar obras arte contemporáneo es la nueva adición del complejo ideado por Rem Koolhaas para la Fundación Prada en Largo Isarco, al sur de Milán. Antigua destilería de principios del siglo pasado, en 2015 se inauguraron los primeros edificios, una galería de arte y un cine, a los que ahora se suma la nueva torre, que abrirá sus puertas el próximo día 20 de abril.

La edificación se eleva 60 metros de altura y cuenta con nueve plantas, seis de ellas dedicadas a albergar la colección de los siglos XX y XXI de la Fundación Prada. Las otras tres ofrecen servicios para el visitante como un restaurante y un bar en la azotea, con vistas panorámicas sobre la ciudad. La torre tiene una geometría irregular que hace parecer que cambia de forma al observarse desde distintos ángulos, mientras que la luz penetra en las estancias a través de una combinación de grandes ventanales y ranuras angulares.

El volumen interior esconde una gran riqueza espacial. Para adaptarse a los diferentes programas de la fundación, cada planta es más alta que la anterior, variando entre 2,7 y 8 metros de altura. Los planos rectangulares se alternan con los que acaban en forma de cuña ofreciendo vistas panorámicas al norte u otras más ceñidas alternando entre este y oeste.

En el lado sur se sitúa la escalera, realizada en una mezcla de metal y hormigón tiene un papel y fundamental para el proyecto, pues unifica todas las irregularidades y conecta visualmente con el antiguo edificio del depósito. Un ascensor exterior de vidrio ofrece a los visitantes desde lo alto del edificio vistas tanto del conjunto de la fundación como de toda la ciudad.

El complejo de se inauguró oficialmente hace tres años sorprendiendo al público con su "casa embrujada" un edificio envuelto en pan de oro de 24 quilates y su cine revestido por completo de espejo.