Jean Prouvé (1901-1984) es uno de esos personajes fascinantes hechos a sí mismos, inquieto y polifacético, que sin tener el título de arquitecto ni el de diseñador –al igual que otros genios como Frank Lloyd Wright– trabajó con algunos de los grandes arquitectos de la modernidad, como Robert Mallet-Stevens y Le Corbusier, porque tuvo la sensibilidad y la intuición necesarias para entrever el futuro de la construcción moderna. Por eso, la exposición que le dedica CaixaForum Madriddel 4 de marzo al 13 de junio de 2021 es una magnífica oportunidad de acercarse a su biografía, su trayectoria y sus aportaciones fundamentales.
Segunda colaboración del Centro Pompidou de París con la Fundación "la Caixa", la exposición recoge unas 235 piezas –146 de ellas originales–, entre maquetas, planos, fotografías, dibujos, mobiliario y documentos, procedentes de las colecciones de arquitectura y diseño del Centro Pompidou de París, que ingresaron en el museo en su mayoría gracias a una donación de la familia del creador.
El recorrido expositivo destaca cómo Jean Prouvé, que empezó su carrera como herrero artesano, se convirtió en un industrial versátil y polifacético, capaz de proyectar desde casas prefabricadas, mercados y estaciones de servicio hasta mobiliario de todo tipo, con una marcada conciencia social.
Ya desde los inicios de la década de 1930 Prouvé encaminó su empresa, Ateliers Jean Prouvé, hacia la industrialización en serie. "En 1934-1935 imaginé otra forma de hacer arquitectura; es decir, otra forma de utilizar los materiales [...]. Imaginé edificios con una estructura, de igual modo que el ser humano tiene un esqueleto, a la que había que añadir el complemento; y el complemento lógico para un esqueleto —ya fuera de acero, de hormigón o de madera— consistía en envolverlo en una fachada, una que fuera ligera puesto que la estructura se sostiene por sí sola".
Pero el verdadero impulso de su visión de la construcción industrializada llegó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando una Europa devastada por la contienda necesitaba una reconstrucción rápida y asequible de las viviendas e infraestructuras destruidas. De esa etapa inmediatamente posterior al conflicto son sus proyectos de casas prefabricadas más conocidos como la Casa Tropique (1949), la Casa Métropole (1950), la Casa Coque (1951) –que, como novedad, se ensamblaba a partir de paneles de cubierta curvos con sus soportes metálicos– y la Casa Les Jours Meilleurs (1956).
Jean Prouvé fue el hombre de la chapa plegada, de los muros cortina, de las juntas y rigidizadores imprescindibles para los paneles de fachada. Sus innovaciones fueron determinantes para que, décadas más tarde, otra arquitectura residencial, más rápida, eficiente y sostenible, encarnada en la nueva generación de casas prefabricadas, sea posible.
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