El confinamiento ha dividido el mundo de los creadores en dos grupos: los que se quedaron bloqueados con la magnitud de la situación y fueron incapaces de coger un lápiz y los que, impulsados por la gravedad del asunto, se pusieron a crear como locos. Es el caso del estudio del arquitecto italiano Piero Lissoni que, tras el encierro, ha presentado un prototipo de rascacielos... diferente. El prototipo en cuestión, además de contener viviendas, incorpora un gran jardín vertical, una escuela, centros de cultura y hasta un hospital. De esta forma, y ante un nuevo posible encierro, los residentes de este súper-edificio se sentirían menos desprotegidos. El proyecto ha recibido una mención de honor en el concurso internacional de arquitectura Skyhive 2020 Skycraper Challenge.