Con una mirada que va más allá de las fachadas, el fotógrafo español Carlos Traspaderne nos muestra un recorrido por la arquitectura brutalista que se ha ido encontrando en diferentes partes del mundo. Su libro, Brutalismus, es un compendio nostálgico y artístico de esta arquitectura del siglo XX que con los años se ha revalorizado por su potencia estética, su honestidad, la calidad de los diseños en hormigón armado y la diversidad formal que produjo este movimiento. Como explica en el libro, publicado por la editorial Aloha, el arquitecto Iñaki Ábalos, "sin duda, influye el hecho de que, en los medios de comunicación actuales, tan profusamente ilustrados, el dominio del color y de las texturas de alta definición lo invade todo. El brutalismo, hijo del blanco y negro típico de las ediciones de los años setenta y de las cámaras Hasselblad —cuyo uso orgullosamente exhibe nuestro autor como si se tratara de un manifiesto contra la blandura del presente—, se regodeaba en la luz y en las sombras, los ángulos, la masividad y la grandeza casi azteca de su presencia siempre rotunda".
La serie que ahora presenta Carlos Traspaderne retrata edificios brutalistas y modernistas en España, Francia, Reino Unido, Italia, República Checa, Eslovaquia, Croacia, Austria y Luxemburgo, ubicados en ciudades grandes y pequeñas, algunos famosos y otras desconocidos. "Para plasmar estas construcciones en imágenes, he decidido volver, al menos técnicamente, a aquellos años pasados entre los 50 y los 70 cuando se crearon, utilizando una Hasselblad 500 C / M de 1973. Esta cámara es una cámara analógica de formato medio, con todas sus limitaciones. Su precisión óptica y su exigente manejo obligan a reconsiderar las imágenes como monumentos en sí mismas, convirtiéndose en lo que retratan, que es una estilización del propio edificio", explica el fotógrafo.
Les Choux (Los repollos), Créteil, París, Francia. Arquitecto: Gérard Grandval, 1969-1974.
Foto: Carlos Traspaderne
Enamorado de Torres Blancas
Este proyecto es el primero puramente arquitectónico del fotógrafo. "Siempre he tenido un interés especial en la arquitectura, desde antes de estudiar Historia del Arte. En mis visitas a edificios, mucho antes de plantearme seriamente esto de la fotografía, ya llevaba una cámara para reflejar esos sitios a modo de recuerdo. Y claro, cuando miras esas imágenes en casa con un poco de ojo crítico, te encuentras con los problemas clásicos de la representación arquitectónica: el sentido de la escala, la relación con el entorno, la luz como moldeadora de volúmenes y superficies, y el más crítico: la perspectiva y las fugas", nos cuenta.
Su obsesión por el Brutalismo tiene fecha y lugar. En concreto, el edificio Torres Blancas, ubicado en Madrid, y construido por Oíza, junto con la ya desaparecida Pagoda de Fisac. Hablando de Torres Blancas, Traspaderne explica la capacidad fotogénica de esta arquitectura. "Lo maravilloso de este edificio es que cada vez que vas te ofrece una cara nueva, es infinito. Después de revisar muchas publicaciones sobre arquitectura brutalista se llega a la conclusión de que es completamente único". Fue el primero que fotografió, y ahí surgió su interés por buscar una nueva mirada para re-descubrir este tipo de arquitectura. "La mirada de la cámara se convierte en el ojo del transeúnte que de repente descubre estos edificios, alza la vista y los aprecia, en muchos casos por primera vez. Este es el objetivo de mis fotografías: que volvamos la vista hacia estas obras, desdeñadas o ignoradas antes, al menos con la intención de reevaluarlas", señala.
Torres Blancas, Madrid, España. (Arquitecto: Francisco Javier Sáenz de Oiza, 1964-68).
Foto: Carlos Traspaderne
En las 308 páginas del libro, que salió a la venta el pasado 4 de marzo, podemos encontrar verdaderos tesoros de la arquitectura mundial. El autor destaca entre ellos los que más le sorprendieron. "Entre los más impresionantes, por escala, ambición, o simplemente porque no me los esperaba así, tengo debilidad por la pirámide invertida de la Slovenský Rozhlas, la radio eslovaca de Bratislava, que parece proyectarse sobre el viandante con la osadía de lo incomprensible. También en la misma ciudad, los Archivos Nacionales, obra de Vladimir Dedeček, apilados sobre una colina, con la forma de los archivadores que custodia. Como entorno urbano brutalista, el complejo del Barbican en Londres es incomparable, con el contraste del hormigón rugoso de las altas torres con el agua de los estanques y las pasarelas que interconectan todo, toda una experiencia para el buen brutalista".
Pero por encima de todos, siempre, Torres Blancas. Tiene un algo mágico, sobrenatural; a Oiza se le debió aparecer en sueños...
Más allá del trabajo de registro, lo interesante es la nueva mirada que nos propone este autor, que ha querido utilizar cámara manual analógica y enfrentarse así al reto de encontrar la poesía en los edificios. "Muchas veces lo que a priori pensaba que iba a ser una fotografía anodina, tan solo correcta, se convierte gracias a estos ingredientes imprevistos en una imagen interesante", señala Traspaderne.
Tribunal Constitucional, Madrid, España. (Arquitectos: Antonio Bonet y Francisco González Valdés, 1973-80).
Foto: Carlos Traspaderne
La serie no termina en el libro, puesto que Traspaderne continuará con este tema que tanto lo apasiona. Paralelamente, realiza en este momento el proyecto Adriana en sitios. "También tengo una sobre los silos que cubren nuestros campos, tomadas con una cámara de placas como las que llevaban los pioneros de la fotografía. Respecto a los silos, un icono que simboliza la España vaciada de la que tanto se habla, ¿sabes que se construyeron casi mil? Me temo que tengo bastante trabajo por delante...", concluye.