Las ciudades están cambiando. No sólo en cuanto a parámetros relacionados con la tecnología y la interconexión de los ciudadanos, sino, y principalmente, en términos de sostenibilidad. Las casas serán más eficientes y podrán ahorrar energía, se aplicarán los principios de las casas pasivas, y todos tendremos que adaptarnos a la nueva climatología impuesta por el calentamiento global.
De puertas para afuera, las cosas también están cambiando. Mientras que en las ciudades "con solera", es decir, con centros históricos, se trata de ganar espacios verdes para los ciudadanos, limitando la circulación de coches, en otros lugares del mundo, como en Dubai, se crean mini ciudades en islas artificiales o en el desierto, en las que se da la espalda a la naturaleza en aras del progreso y la innovación.
nfinite flow, edificio de aparcamiento estereoscópico en Dongguan (China).
Foto: GWP Architects
Ciudades como Ámsterdam, Bruselas o Madrid ya se han apuntado a la tendencia de crear parkings de diseño
Por mucho que se creen medidas disuasorias para evitar el uso y el abuso de los coches, es imposible eliminarlos de golpe de nuestras vidas. Pero al menos, podemos eliminarlos de nuestra vista, y hacer que desaparezcan de las calles cuando no están en circulación.
donde poder "almacenar" los coches. Así se matan dos pájaros de un tiro: por un lado, se gana espacio peatonal al quitarlos de la calzada, y, por otro, da la oportunidad de crear un edificio útil y arquitectónicamente interesante, que acabe por formar parte de la identidad de la ciudad.
¿Es ésta la solución? No lo sabemos, pero suponemos que, a largo plazo, no. Ni siquiera sabemos si seguirán existiendo los coches dentro de 30 o 50 años. Además, las plazas de garaje son caras. Dependiendo de la zona, pueden costar desde 8.000 € a 80.000 o más, por lo que no es una inversión que deba tomarse a la ligera.
Parking Núñez de Balboa, en Madrid.
Foto: Orbit Group
Bien es cierto que diseñar un parking, como proyecto, no tiene el mismo caché que construir un edificio o hacer un proyecto residencial. Tradicionalmente, han sido espacios grises, tenebrosos y subterráneos, con hedores varios. Han proliferado como una enfermedad urbana, tomando grandes superficies de terreno que podrían dedicarse a otros usos más respetuosos con las personas: están en los centros comerciales, en las instalaciones deportivas, en núcleos de transporte como estaciones o aeropuertos y, por supuesto, en los bajos de las torres de pisos. Pero eso se acabó. Estos ejemplos demuestran que también pueden ser edificios dignos, innovadores, incluso espectaculares, y merecedores de premios internacionales. Repasamos algunos de los parkings de diseño más sorprendentes del mundo.