Bjarke Ingels y Simon Frommenwiler desafían a Lego
Ambos arquitectos han creado un proyecto que imita los juegos de bloques de madera infantiles y el resultado es sorprendente.
Como los juegos de construcción con bloques de madera para niños, pero en tamaño real. Así es la “casa puzzle”, creada ex profeso por los arquitectos Bjarke Ingels y Simon Frommenwiler para el evento anual de diseño 3daysofdesign en Copenhague. Una casa que se puede levantar, desmontar y trasladar tras el evento –y cuantas veces se quiera – al igual que esas pequeñas construcciones infantiles que se guardan una vez se acaba de jugar.
La casa diseñada por los arquitectos Bjarke Ingels y Simon Frommenwiler se ha mostrado en el jardín de la embajada Suiza en Copenhague.
La vivienda, formada por piezas de diferentes formas en tonos rosas y rojos que encajan como las piezas de un puzzle, ha estado expuesta en el jardín de la embajada Suiza en Copenhague como parte de las instalaciones site specific de 3daysofdesign y, específicamente, de Architecture in Residence, un programa concebido para reforzar las conexiones entre arquitectos de ambos países. De hecho, el proyecto lleva la firma de un danés y un suizo: Bjarke Ingels, fundador de la firma de diseño danesa BIG, y Simon Frommenwiler, del estudio HHF afincado en Basel.
Los arquitectos Bjarke Ingels y Simon Frommenwiler disfrutan de su construcción.
Al plantear la casa puzzle, el objetivo ha sido fomentar la interacción social. Como en los juegos de piezas de madera infantiles, la estructura se conforma con grandes bloques geométricos que funcionan al colocarse unos sobre otros, para dar lugar a una pequeña casa con “techo” a dos aguas. El peso de los bloques hace que se necesite más de una persona para moverlos, de esta forma los arquitectos esperan la colaboración entre los visitantes y que les sirva para hablar y trabajar juntos.
Los bloques sueltos funcionan como asientos en esta creación de Bjarke Ingels y Simon Frommenwiler.
Las piezas se han concebido para generar múltiples combinaciones, dispersos e individualmente pueden servir de asiento, o se pueden alinear para crear una especie de anfiteatro pensado para asistir a charlas y grandes eventos.
Los bloques de tonos rosas y rojos se combinan entre ellos para formar asientos, gradas o una vivienda.
Más allá de esta llamativa y lúdica construcción, la colaboración entre los dos arquitectos de distintas nacionalidades ha querido ser una iniciativa que promueva relaciones duraderas entre las escuelas de diseño de Dinamarca y Suiza. Así el proyecto supera su carácter arquitectónico y adquiere uno pedagógico de cooperación y acercamiento entre naciones.