Después de la icónica piscina en voladizo que planteó en 2016 para el Alpin Panorama Hotel Hubertus en Olang, al sur del Tirol, una nueva plataforma suspendida desafía la ley de la gravedad al anular el concepto tradicional de bienestar. El estudio italiano Noa* (Network of Architecture) recibió el encargo del alojamiento en el que ya trabajó, esta vez para que se hicieran cargo de una extensión dedicada al wellness. No fue una tarea fácil para un edificio que ya había encontrado su símbolo en la piscina, pero fue precisamente esto lo que sirvió de inspiración para el nuevo proyecto.
Como unas casitas con techos a dos aguas pero invertidas, así es como se ve la zona de wellness del hotel.
Foto: Alex Filz
Lukas Rungger, el arquitecto a cargo del proyecto y fundador de Noa* explica: "La esencia de este proyecto es la inversión de horizontes, con el consiguiente efecto de asombro para el observador. Sin embargo, si lo piensas bien, cambiar de perspectiva es un ejercicio común en las áreas de bienestar, donde, dependiendo de si estás acostado en el sauna, sentado en la zona de relajación o tirándote de cabeza a la piscina, las vistas cambian constantemente". Y con esa reflexión como punto de partida, el proyecto tomó forma.
Un juego de horizontes
En una fase inicial de investigación, el equipo de arquitectos "examinó la situación" y capturó la atmósfera del hotel en su contexto. "A partir de la observación del paisaje circundante reflejado en la piscina, el concepto de diseño cobró vida: materializar lo que se ve reflejado en la superficie del agua, como si la imagen fuera una representación transitoria lista para convertirse en realidad. Es un concepto que juega con la línea del horizonte, la percepción del revés y los puntos de vista".
Así, la nueva estructura se ubica en el lado sureste de la fachada, en una posición simétrica a la piscina. Al igual que la piscina, también está separada del edificio principal: la plataforma flota a 15 metros del suelo y está sostenida por dos pilares revestidos de troncos de alerce, similares a los que marcan la fachada trasera. Los visitantes llegan a la zona de wellness a través de una pasarela suspendida, que al mismo tiempo se abre a la nueva zona de relajación construida, que ofrece espacio para hasta 27 personas. En la plataforma, las microestructuras individuales con techos a dos aguas recogen el programa en dos niveles.
Boca abajo, o no
Un elemento sorprendente es el nivel inferior, donde el horizonte sufre una rotación de 180° y las cabañas parecen estar ancladas boca abajo. Los dos niveles se caracterizan por un tratamiento diferente de la privacidad, principalmente con espacios expuestos arriba y espacios protegidos abajo. En la planta superior se encuentran dos baños de hidromasaje, dos duchas panorámicas y un vestuario. El piso inferior es un área libre de textiles: la parte central cerrada alberga el vestíbulo. Desde aquí se tiene acceso a la sauna suave, la sauna finlandesa, una cabina de ducha, una ducha de niebla de hielo y una tercera piscina al aire libre, desde donde la mirada puede recorrer el paisaje circundante.
"El nivel inferior de la plataforma provoca una sensación de extrañeza en el observador. A medida que uno desciende, la temperatura sube y el ambiente se vuelve más protegido. Es como un descenso al centro de la tierra, con los polos invertidos", resume el arquitecto Gottfried Gruber, quien supervisó el proyecto.
La elección de colores y materiales está en armonía con el paisaje de montaña: paneles de aluminio en tonos marrones naturales revisten las cabañas, así como el espesor de la losa, que está formada por una estructura de vigas portantes de acero. El sistema de brise soleil que protege las ventanas también es del mismo material y color. Los suelos son de cerámica de color beige claro, mientras que el suelo es de roble blanco aceitado en la sala de relajación