"El Fil Verd", estudio de arquitectura bioclimática y vegetal, no ha dejado ningún detalle al azar para conseguir que esta casa unifamiliar saque el máximo rendimiento de las condiciones atmosféricas del terreno en que se encuentra siendo lo más respetuosa posible. El objetivo ha sido no solo no perjudicar al entorno sino incluso aportar valor, os contamos cómo.
El proyecto de construcción de este edificio presentaba varios retos, entre ellos, la pronunciada pendiente del terreno, y el hecho de estar el terreno orientado al norte. Los arquitectos decidieron poner esas limitaciones a su favor e integraron la casa en la pendiente creando dos niveles que se acoplan a ella. La cara norte, que es siempre la más fría, y que en este caso era la que daba a la calle y a los vecinos, se dejó sin ventanas y con unas aperturas mínimas, parte del plan para aprovechar las condiciones climáticas de la mejor forma.
La cara sur está llena de cristaleras con un alero encima, en invierno convierte la casa en un solarium y en verano al estar el sol más arriba el alero le da sombra. Hasta la vegetación ha estado medida al detalle. La flora autóctona de la zona consta principalmente de árboles de hoja perenne como el pino y la sabina, pero en esta área se plantaron varios árboles de caducifolios para proteger en verano del sol y dejarlo pasar en invierno.
Una de las curiosidades interesantes de la casa es el hecho de haber apostado por la construcción en su cara norte de muros Trombe Michel, éstos están hechos a partir de materiales que pueden acumular calor, combinando con un espacio de aire, una lámina de vidrio y ventilaciones específicas, el resultado de todo esto es un muro que retiene el calor en invierno, convirtiendo la pared en una especie de calefacción pasiva. En verano, en cambio, este muro ejerce el efecto contrario al aislar el calor fuera de la vivienda. Parece magia al servicio de la sostenibilidad. Con todo ello, solo en los días más fríos hará falta encender una pequeña estufa de leña de alta eficiencia.
En los meses más cálidos, el estanque natural será el rey de la corona, rodeado de piedras y situándose bajo la casa enfría el suelo y refresca el ambiente; además de ser, por supuesto, una piscina de aspecto salvaje que inspira a conectar con la naturaleza de forma diaria y profunda. Esta conexión con los elementos, con el bosque en particular, fue una de las consignas principales del briefing. Los arquitectos se han encargado de que desde cada estancia de la casa pueda uno sentirse entre los árboles con visiones diferentes y fascinantes.
El diseño estético de esta vivienda unifamiliar es absolutamente minimalista sin perder por ello un ápice de calidez. Los interiores, prácticamente vacíos, están decorados con lo que parecen muebles de anticuario danés, aportando sutiles notas de color que rompen con la sobriedad de las paredes. La arquitectura es honesta, con los materiales a la vista, los muros de hormigón son las paredes interiores, la pared norte con sus materiales aislantes se convierte en un interesante toque cálido, las vistas desde el tejado no tienen parangón y no necesitan artificio. Un sencillo bancal de ladrillos para plantar las aromáticas es todo lo que le hace falta para volverlo hogar.