La Royal Academy of Arts de Londres es una de las instituciones más veteranas del mundo dirigida por artistas y arquitectos. Y sin embargo, si hemos de creer a David Chipperfield, él mismo miembro de la academia, su labor se mantiene viva y actual, inmune al anquilosamiento: "La mayoría de museos parecen más bien muertos. La Royal Academy es cualquier cosa menos eso: está la academia, las escuelas, las colecciones. Tiene todos los fundamentos que desea una institución cultural".
Con la misma sensibilidad con que ha sabido hilar lo viejo y lo nuevo en trabajos anteriores –el gran referente es su ejemplar remodelación del Neues Museum de Berlín– el arquitecto británico ha culminado en mayo de 2018 la transformación de la academia con motivo de sus 250 años de existencia. Su proyecto ha pivotado sobre dos elementos: por un lado, la incorporación de un nuevo edificio, Burlington Gardens, a la sede original, Burlington House; por otro, la definición de usos de los nuevos espacios. La ampliación permitirá al público admirar los tesoros históricos de la colección permanente de la academia, la obra de sus miembros y de sus escuelas de arte, además de ampliar su excelente programa de exposiciones con nuevas muestras gratuitas de arte y arquitectura.
Precisamente la febril actividad de la academia ha sido uno de los hándicaps que su estudio ha tenido que sortear para llevar a cabo la remodelación. Los trabajos arrancaron en 2015, y durante los dos primeros años las obras convivieron con el normal quehacer de la institución. Solo el último año, el avance de las tareas obligó a cerrar la academia. Arquitectura y Diseño fue testigo, junto con otras escogidas publicaciones europeas, de los retos de la transformación en una visita de obra apenas un mes antes de que la academia reabriera sus puertas con su nuevo aspecto.
Trabajar en un espacio antiguo tiene el riesgo de desvirtuarlo con una intervención desmesurada o de quedarse corto con un mero lavado de cara. Por eso, uno de los logros más notables de la remodelación es la nueva conexión entre Burlington House y Burlington Gardens, que aumenta en un 70% la superficie disponible. Esa conexión se ha conseguido con un gesto leve y a la vez visualmente potente, un "puente" volado de hormigón que sobrevuela el patio interior que separa los dos edificios. El visitante que lo atraviese podrá admirar el exterior a través de un gran ventanal, sin acceder al patio, que permanece como un lugar de relajación y reflexión exclusivo para los miembros y estudiantes de la academia. "Es una pequeña cantidad de arquitectura con un gran resultado", afirma Chipperfield. Su estudio también se ha encargado del diseño de las luminarias del vestíbulo y del café ubicado en Burlington Gardens.
Junto a la transformación del espacio físico de la Royal Academy, se ha iniciado la primera fase de la nueva plataforma roy.ac/collection que facilita el acceso por Internet a la colección de la institución, poniéndola al alcance de un público más amplio. Con el patrocinio de la Lotería Nacional –que ha financiado el proyecto de remodelación–, se han digitalizado más de 10.000 pinturas, esculturas, libros y cartas de artistas pertenecientes a la colección permanente.