En general, echamos de menos las recargadas fachadas de los edificios de hace más de un siglo y las molduras, rodapiés y vidrieras que adornan sus espacios interiores. La arquitectura moderna ha tenido siempre un punto desalmado y, como consecuencia, mucho o la mayoría de lo construido en las últimas décadas carece de alma. Pero también hay que entender que la historia se mueve en ciclos como un péndulo, en un continuo círculo de acción-reacción.
Hace más de un siglo todo era ornamento y muchos se acabaron por hartar. Qué agobio, decían con razón, la forma se impone sobre la función. El arquitecto checo Adolf Loos fue aún más lejos y proclamó aquello de que el ornamento es delito. Nació así el Movimiento Moderno, que igual que tuvo hijos nefastos también dio a luz auténticas bellezas, dignas hijas de su manifesto purista.
Saliendo en defensa de estos postulados, el nuevo libro editado por PhaidonEl ornamento es delito da cuenta de lo mejor que ha dado ese estilo arquitectónico desde su fundación hasta nuestros días, recogiendo tanto obras de los pioneros – Arne Jacobsen, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Marcel Breuer, Walter Gropius…– como de creadores contemporáneos: el español Fran Silvestre, Snøhetta, David Adjaye, Sou Fujimoto, Tadao Ando, John Pawson…
La inspiradora selección de imágenes se ha editado en blanco y negro para destacar la forma y la disposición de alturas de cada edificio en lugar de detalles como su superficie o localización. Además, incluye letras de canciones clásicas, extractos literarios y perspicaces citas de algunas de las figuras más destacadas de la arquitectura modernista, lo cual añade profundidad y contexto a las imágenes.
Sus autores son Matt Gibberd y Albert Hill. El primero es fundador y director de la agencia inmobiliaria The Modern House. Fue director de la revista The World of Interiors y escribe de forma habitual sobre arquitectura, arte y diseño. Hill es su socio en la agencia y trabajó como jefe de diseño de Wallpaper* junto a su fundador y director Tyler Brûlé.