Entre las copas de los árboles del Paseo Mallorca de Palma asoma un edificio que se sale de lo ordinario, recubierto con una versión modernizada de las persianas mallorquinas, unos paneles de lamas verticales de pino termotratado. Puede parecer una decisión estética, pero se trata de pura sensatez. Se desplazan dependiendo del momento del día ejerciendo como filtro solar. Esta es una de las decisiones que ha tomado el estudio OHLAB a la hora de diseñar el bloque residencial más alto de las Baleares construido con estándares Passivhaus, que buscan la máxima eficiencia energética. La demanda para climatización se ha reducido así en un 90%. "La intención del cliente, Ramis Promociones, ha sido crear un edificio de referencia en Mallorca, por sus calidades y su diseño. Nosotros añadimos la exigencia en la sostenibilidad y la eficiencia energética, con materiales locales y referencias a la cultura mediterránea. Además, aquí también hemos cumplido con el concepto nZEB, que exige que esa cantidad mínima de energía esté cubierta en muy amplia medida por fuentes renovables", cuentan Paloma Hernáiz y Jaime Oliver, las dos cabezas del estudio.
Diez apartamentos se reparten en ocho plantas. El ático del reportaje, de 340 metros, ocupa las tres últimas, vivienda en la sexta y séptima y una terraza en una parte de la octava. Abajo, salón, comedor a doble altura, cocina y un dormitorio con baño. Arriba, las habitaciones y sus baños respectivos. Todas las alturas del bloque están conectadas por un patio interior, umbrío y fresco, ajardinado con cañas de bambú en homenaje a la riera típica mediterránea que tiene enfrente, y que permite una ventilación cruzada, de nuevo pura sensatez ejecutada con esteticismo. "En nuestro clima lo más difícil es controlar el exceso de calor en verano y alcanzar la estanqueidad. Por lo general, el mundo de la construcción todavía no está habituado a este tipo de exigencias, que requieren de mucho cuidado en la puesta en obra de todos los industriales".
La sostenibilidad es durabilidad, de ahí que hayan usado materiales excepcionales y, en la medida de lo posible, de cercanía: piedra de Binissalem en baños y cocina, roble en el suelo, nogal para las puertas, cedro en los interiores de armarios...; tratados de forma respetuosa, con naturalidad, pero con refinamiento. Paredes y techos se han revestido con mortero de cal con esta misma premisa. Pensar de esta forma es la norma y no la excepción en un estudio que levantó su primera vivienda pasiva, Casa MM, hace ya siete años.