El sexo, más que ninguna otra actividad humana, requiere una mise en scène, una "escenografía" ideal para alimentar las pulsiones de la carne. Obviamente, esta es una cuestión en la que cuentan mucho los gustos personales de cada uno, pero en el imaginario colectivo, no "pone" lo mismo una habitación desnuda, blanca y cegada por la luz que la sensualidad de un dormitorio sumido en la penumbra y vestido con tejidos mullidos de rojo satén. Y es que la arquitectura, como diseño físico del espacio y como atmósfera, forma parte sustancial de nuestras fantasías.
La relación entre espacio construido y placer físico es el eje de la exposición 1.000 m2 de deseo. Arquitectura y sexualidad que organiza el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) del 25 de octubre al 19 de marzo de 2017. A través de unas 250 piezas, entre dibujos y maquetas de arquitectura, instalaciones artísticas, audiovisuales, libros y otros materiales, la muestra explora el poder que ejercen los espacios como motor del deseo y revela cómo la arquitectura ha contribuido al control de los comportamientos y a la creación de los estereotipos de género.
La exposición se remonta cronológicamente hasta el siglo XVIII, cuando los vientos de la Ilustración comenzaron a derribar los tabúes sexuales –ahí está toda la literatura del Marqués de Sade y Pierre Choderlos de Laclos como ejemplo–, y repasa las utopías de convivencia sexual y los espacios privados concebidos para el placer que desde entonces han imaginado y teorizado artistas e intelectuales, desde Claude-Nicolas Ledoux a la arquitectura radical de los años sesenta y setenta del siglo XX, pasando por Charles Fourier, Guy Debord, Adolf Loos y Carlo Mollino, entre otros. Muchos de los espacios expuestos no se han levantado nunca, solo han sido imaginados y se han construido a través del lenguaje o la imagen proyectada.
La propuesta se desarrolla en tres capítulos temáticos: Utopías sexuales, Refugios libertinos y Sexografías, e incluye varios espacios autónomos que funcionan como "miniexposiciones": una reproducción del Centro de Entretenimientos Sexuales de Nicolas Schöffer, un gabinete de lectura de ficción libertina, una instalación dedicada a la arquitectura y a la revista Playboy y una sala de cine porno a la manera de las de los años setenta. También presenta la instalación de nueva creación Right Into Her Arms, de William Kentridge, que el artista sudafricano concibió en el marco de su puesta en escena de la ópera Lulú, de Alban Berg.