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En ellas se han ambientado desde grandes historias románticas, a aventuras de barcos piratas o dramas de literatura gótica como la tan célebre “Flores en el ático”. Pero más allá de servir de escenario a las azarosas vidas de los hermanos Dollanganger o de punto de arranque de las aventuras de “Los Goonies”, las buhardillas y desvanes siempre han sido lugares muy seductores en los que vivir. Más ahora, cuando cada vez resulta más complicado encontrar viviendas a precios asequibles, especialmente en las grandes ciudades. Un hecho que ha convertido a las buhardillas en lugares tan demandados como cualquier otro. Y para que el poder vivir en ellas junto a las nubes, bajo techos inclinados y la atenta mirada de las aves, llegue a resultar tan idílico como parece, no tendrás más que prestar atención a esta serie de consejos que te damos para reformar una buhardilla, con los que lograrás transformarla en el perfecto lugar en el que vivir.

Techos aislantes

Techos aislantes.

Las buhardillas siempre han transmitido una atmósfera bohemia de lo más seductora. Al estar situadas en la parte alta de los edificios, han sido tradicionalmente los lugares arrendados por toda clase de mal pagados artistas, estudiantes, aprendices y literatos, que en busca de su sueño no podían aspirar a arrendar ninguna habitación en alguna planta noble. Hoy en día lo de vivir rodeado de esa patina romántica que siguen transmitiendo los techos inclinados esta muy bien, pero no lo está tanto el tener que sufrir esas mismas goteras y aires helados a los que debían hacer frente aquellos artistas de épocas pasadas. Por esa razón, lo primero en lo que deberás poner tu atención será en garantizar el correcto estado del techo. Rastrear su superficie en busca de manchas de humedades, y observar si existen aberturas por donde se introduzca el aire. Una vez solucionados esa serie de problemas constructivos, podrás revestir los techos interiormente con algún trasdosado o panel aislante que te permita mejorar las condiciones térmicas del ambiente.

Armarios y estanterías.

Armarios y estanterías.

Por muy amplia que sobre un plano pueda parecerte una buhardilla, lo cierto es que a causa de sus techos inclinados —y salvo algunas excepciones— las zonas donde el techo es más bajo resultarán de muy difícil acceso. Es en estos pequeños lugares y rincones donde se hace indispensable instalar armarios corridos que multipliquen el espacio de almacenamiento. Instalar una mesa a modo de escritorio o una librería, serán alternativas igualmente atractivas capaces de dotar al ambiente de una atmósfera realmente única, permitiéndonos a su vez aprovechar al máximo el espacio.

Unas buenas ventanas.

Unas buenas ventanas.

Hacer de la parte más alta de un edificio nuestra casa podrá tener sus inconvenientes, sobre todo si el edifico es de varias alturas y no tiene ascensor. Pero sin duda entre sus mayores ventajas estará la gran cantidad de luz con la que podremos contar. Para ello será fundamental instalar unas buenas ventanas, que deberán estar especialmente diseñadas para techos abuhardillados en el caso que vallamos a instalarlas en la parte inclinada del tejado. Este será uno de los encuentros constructivos más problemáticos de nuestra vivienda, así que deberemos asegurarnos de que todo se realiza y se sella de la manera más correcta posible para evitar infiltraciones de agua. Un problema que de presentarse y persistir en el tiempo, podría generar grandes problemas constructivos y de salubridad, con la aparición de mohos, humedades y afectando a las características mecánicas de los materiales.

Construir un altillo.

Construir un altillo.

Si nuestra buhardilla cuanta con unos techos especialmente altos, podremos estudiar la posibilidad de instalar un altillo. De esta manera multiplicaremos la superficie útil de nuestra buhardilla, pudiendo habilitar en su superficie desde una zona de dormitorio a un pequeño estudio o un rincón de lectura.

Organizar la zona de estar.

Organizar la zona de estar.

Otro de los puntos indispensables para hacer de nuestra buhardilla el perfecto lugar en el que vivir, será organizar correctamente los espacios. Y aquí no valdrá únicamente con hacerlo sobre plano, sino que deberemos tener muy en cuenta a cada momento la altura de los techos y su inclinación. Las zonas de dormitorio y de estudio podrán ir en aquellas áreas donde la altura sea más baja, mientras que la zona de estar y los baños —especialmente la ducha— habrá que instarlas en aquellas otras donde los techos aumenten su distancia respecto al suelo. La zona de estar es especialmente delicada, ya que no solamente deberemos tener en cuenta la altura de nuestros cuerpos sentados, sino también que al ponernos en pie desde el sofá no terminemos estrellando nuestras cabezas contra el techo.

Vigas vistas.

Vigas vistas.

Al ser usualmente espacios diáfanos, lo más seguro es que nuestra buhardilla cuente con algún pilar, viga u otro elemento estructural visto. A menudo esta serie de elementos tendemos a entenderlos como puntos negativos del espacio, que no hacen sino entorpecer la vista y el movimiento. Un hecho que nos lleva a intentar ocultarlos a toda prisa, levantando tabiques y otros elementos que terminan por compartimentar el espacio. Un grave error, cuya solución pasa por cambiar nuestro punto de vista y por entender estos elementos como piezas capaces de favorecer la construcción de un espacio único. Más aun si nuestra buhardilla se encuentra en un edifico relativamente antiguo o rehabilitado. Para ello lo mejor será convertir estas piezas estructurales en motivos centrales de nuestra buhardilla, dejando vigas de madera vistas, pilares de hormigón sin enlucir o paños desnudos y texturizados con el ladrillo visto.

Suelos de madera.

Suelos de madera.

Ya sabes que nos encantan los suelos de madera. Y nada como instalar uno en nuestra buhardilla, para terminar de generar esa atmósfera bohemia y a casita del árbol tan acogedora. Un efecto que conseguirás tanto mediante la utilización de piezas de madera natural, como con cualquier suelo laminado o cerámico efecto madera. Si quieres crear una atmósfera de lo más relajada, apuesta por un tono de tintes grisáceos para la madera y combínalo con unas paredes enlucidas en blanco. El espacio resultará tan luminoso como confortable.

Estores.

Estores.

Como veíamos, vivir en lo alto de una buhardilla puede suponer hacerlo rodeados de una gran cantidad de luz natural, y bajo la atenta mirada cálida de un sol imperturbable. Una mirada que, sobre todo los días más calurosos del año, quizás sea muy necesaria evitar. Para hacerlo una de las mejores opciones será la de instalar estores totalmente opacos o translucidos. Su instalación puede hacerse sobre la propia superficie de la ventana incluso en el caso de que esta sea inclinada, lo que permitirá graduar la intensidad de la luz y generar un espacio totalmente íntimo y alejado de miradas indiscretas.