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revestimientos que ayuden a que la acústica de un lugar sea correcta
Pere Peris

Poca gente tiene en consideración la necesidad de disponer de revestimientos que ayuden a que la acústica de un lugar sea correcta para disfrutar de un sonido nítido y seco, sin reverberaciones. Los acabados de madera con tratamientos de poro abierto como encerados o aceitados son una de las soluciones ideales.

vidrio Climalit
Eugeni Pons

Las ventanas son puntos débiles térmica y acústicamente: un vidrio Climalit normal pierde calor hasta cien veces más rápido que una pared mínimamente aislada. Por este motivo existen tratamientos térmicos específicos de doble y triple cámara que casi triplican su eficacia; para la acústica se utilizan cristales laminados de distinta densidad.

alfombras, cojines, cortinas y sofás de tejidos porosos

Las superficies satinadas –pinturas plásticas, suelos porcelánicos, muebles estratificados– crean entornos altamente reverberantes que hacen imposible mantener una conversación tranquila sin elevar el tono. La presencia de alfombras, cojines, cortinas y sofás de tejidos porosos nos ayudarán a paliar este fenómeno para construir una acústica óptima.

 aislamiento de radiación electromagnética de baja frecuencia

Realizar una intervención de aislamiento de radiación electromagnética de baja frecuencia no ha de alterar la estética de la vivienda. Sobre esta protección podemos pintar con cualquier tipo de pintura y tono. Los apantallamientos nos permiten librarnos de las redes wifi, radiaciones de antenas de telefonía y otras fuentes de radiación de nuestros vecinos, tan perjudiciales para el sueño.

soluciones de absorción acústica
Eugeni Pons

El mercado nos ofrece eficaces soluciones de absorción acústica cuando este aspecto tiene una especial importancia. En la imagen vemos las pequeñas perforaciones en la pared de madera que permiten que el sonido acceda a una cámara interior, seguramente revestida de esponja, de donde ya no saldrá.

Todo material poroso, natural y flexible como la madera, el algodón o la seda, supone un efectivo sistema de mejora de confort acústico
Eugeni Pons

Todo material poroso, natural y flexible como la madera, el algodón o la seda, supone un efectivo sistema de mejora de confort acústico. Los poros permiten la entrada parcial del sonido en el material para que su rebote sea menor y la flexibilidad de tejidos y plantas dificulta la reverberación, siempre más perceptible en superficies rígidas. Los materiales industrializados no son un problema si no se les cierra el poro.

La esencia elemental de toda casa es el confort, un concepto que erróneamente se confunde con la elevada tecnificación del hogar. Mejorar este aspecto en toda construcción es posible a partir de tres pilares fundamentales: la ausencia de filtraciones de agua, la adecuada temperatura interior y el confort acústico. Los dos últimos solo son posibles través de la utilización de apropiados aislamientos en el exterior y materiales absorbentes acústicos en el interior. Sin un buen aislamiento térmico, la mejor climatización del mundo no resultará efectiva.

La necesidad de un buen diseño acústico varía en función del emplazamiento de cada vivienda; no tenerlo en cuenta en determinados proyectos puede suponer un auténtico fracaso en términos de confort. A estos tres pilares se ha sumado recientemente un cuarto, responsable en gran medida de la calidad del sueño: el aislamiento de radiaciones electromagnéticas. Su identificación y control, junto al resto de aislamientos, nos asegurará un entorno ideal para el descanso, algo muy valioso en nuestros días.

Calor de hogar

La imposición del etiquetado energético de la vivienda promovido por el gobierno ha resultado una herramienta útil para que el aislamiento térmico sea tenido en consideración por su elevada repercusión medioambiental y económica. La función del aislamiento es la misma que la de un abrigo, evitar que el edificio intercambie temperatura con el exterior, y para ello, igual que ocurre con las prendas de vestir, su mejor ubicación es por el exterior del edificio y a poder ser sin discontinuidades.

Cuando existen estas discontinuidades se da el fenómeno denominado puente térmico, lugares por donde el edificio intercambia calor más rápido que en el resto. Estos lugares suelen desencadenar patologías por humedades superficiales debido al cambio de temperatura. En reformas, el aislamiento interior suele ser la única alternativa y no por ello dejaremos de realizarlo pues el ahorro energético y la mejora de confort serán muy notables.

La transmisión de temperatura es igual de importante en verano que en invierno y se mide mediante el concepto de transmitancia térmica; cuanto más baja sea esta, mejor. Esto se consigue con materiales que contienen aire encapsulado en su interior como el porexpan o la lana de roca. Estos aislamientos son dos de los más conocidos, pero existen otros como el Sate, un sistema de aislamiento exterior que incorpora un revestimiento mineral de revoco, y el poliestireno extruido o EPS que se utiliza, entre otras cosas, para aislar bajo las soleras por su mayor resistencia a ser aplastado.

Existe otra familia, más ecológica y saludable, entre los que destacan la pasta de celulosa, el cáñamo o el corcho natural prensado en paneles rígidos. Destacamos por encima de estos los aislamientos de ropa reciclada, que poseen una transmitancia muy notable y la materia prima es nula. Para acabar señalaremos la necesidad de tener en cuenta lo importante de aislar las cubiertas y los sótanos de los edificios ya que a través de ellos se pierde mucha energía.

Clase de acústica

Para entender el sonido, lo primero es saber que el ruido no es más que energía transmitida mediante vibración; cuando se acaba la energía que genera esta vibración, se acaba el sonido. Puede viajar por el aire o por cualquier otro material, aunque es en el primer caso donde obtiene una durabilidad muy superior.

El ruido molesta de dos maneras: cuando se genera en el exterior y consigue acceder al interior de un edificio, y cuando se genera en el interior, rebota en paredes y techos y tarda en desaparecer; a este efecto se le denomina reverberación. Para corregir la primera problemática, la solución será aislar acústicamente; para la segunda, el concepto es ligeramente diferente; lo que necesitamos es utilizar materiales que sean absorbentes acústicos, capaces de absorber la energía del sonido y evitar que la onda sonora rebote y continúe escuchándose.

Para aislar nuestra vivienda de sonidos producidos fuera de ella, en primer lugar nos aseguraremos de que esté herméticamente sellada o de lo contrario cualquier aislamiento acústico verá sus efectos reducidos. En segundo lugar tendremos que diseñar sistemas de cerramiento con láminas de distinta densidad, de menor a mayor; así el ruido se agotará antes de penetrar. Cuando la fuente del ruido es un impacto, como golpes en el suelo del vecino de arriba, el aislamiento se realiza mediante láminas flexibles bajo el pavimento, algo complicado a posteriori.

Pero el auténtico confort acústico se logra mediante la absorción del ruido y la eliminación de la reverberación, y esto se consigue con tejidos porosos en la ropa de hogar, alfombras, etcétera. Cualquier revestimiento que posea poros y celdas minúsculos en los que el sonido pueda penetrar y rebotar hasta agotar su energía será perfecto para estos fines.