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Belen Domecq (interiorista)

Belen Domecq (interiorista)

"Para que una casa tenga alma es fundamental la sinceridad entre habitante y espacio habitado. La impostura es el peor de los errores. Que una casa tenga alma no depende de si está llena o vacía de objetos. Cada día veo espacios abigarrados sin ningún interés. Para mí los espacios despojados de lo superfluo, que se quedan con la esencia, son los que me resultan más interesantes".

"No tengo productos, gestos o colores fetiches para llegar a una casa con alma. El fetichismo es la devoción a los objetos materiales y el alma no es un material. Me gusta ser hija del tiempo que nos ha tocado vivir y para eso es fundamental seguir el ritmo de la evolución, sea esta social, económica o científica. No me gusta vivir mirando todo el tiempo hacia el pasado. Creo que cualquier tiempo pasado siempre fue peor".

"Es una responsabilidad muy grande diseñar el espacio habitable de una persona y es muy importante tener todos los elementos en cuenta para no equivocarte. En nuestra profesión puedes equivocarte en el diseño de un stand de feria que va a durar tres días, pero no puedes equivocarte en una casa".

"Soy partidaria de hacer el proyecto que el espacio necesita y esto es lo que el buen profesional debe hacer. Siempre pongo el ejemplo del rediseño del logotipo del MoMa. Cuando al diseñador Mattew Carter le encargaron el rediseño hizo un trabajo tan sutil que la mayoría de la gente no notaba el cambio. En la arquitectura actual se echa de menos un poco de humildad a la hora de afrontar los proyectos estrella. Pero este es otro debate".

 

Ramón Esteve (arquitecto)

Ramón Esteve (arquitecto)

"Si hablamos de arquitectura, una casa con alma es aquella con personalidad, con carácter, como sucede con las personas, dotada de unas leyes armónicas perceptibles que le confieren identidad propia. Al hablar de alma hablo del propio edificio y de toda la experiencia sensorial que supone habitarlo, por lo que es independiente de estilos y períodos históricos. Esa experiencia surge de la interacción del edificio sobre el que lo habita: depende de la luz, la textura, el sonido, la temperatura, las proporciones del espacio, etcétera. Todos estos factores se perciben de una forma global y envolvente, y están estrechamente relacionados con el carácter de la obra artística. Una casa se construye con elementos materiales, pero cuando se trata de una obra arquitectónica adquiere una dimensión que trasciende de lo material y está más cerca de lo espiritual".

"La arquitectura, tal y como yo la concibo, siempre está vinculada al lugar y a la cultura en la que se encuentra. Por una sencilla razón: la arquitectura se queda, la obra perdura en el tiempo y se convierte en legado. Cuando nos encontramos en un entorno de calidad, sea natural o urbano, el edificio se apropia de él y lo potencia. Si me encuentro en el caso contrario, lo que intento es generar un entorno de calidad propio del edificio. La configuración del edificio debe aprovechar las mejores orientaciones por la luz, temperatura y viento para que sea lo más confortable posible y además el consumo energético sea el mínimo".

"Suelo utilizar materiales naturales siempre vinculados con la memoria, la cultura o el entorno natural en el que se emplazan. Los materiales de un proyecto siempre tienen que ver con el carácter del mismo y este viene determinado por factores externos e internos".

"Una casa es un traje a medida que recoge las necesidades de quien la habita. Lo que hago es materializarlas con mi arquitectura. La casa que resulta tiene mi identidad, pero con las inquietudes de quien la habita; es más una creación a medida del habitante que un diseño habitado. En este sentido, no diferencio entre arquitectura e interiorismo. El interior forma parte del contenedor y se rige por las mismas leyes. Llegar hasta el último detalle es absolutamente necesario para que el espacio exprese con claridad cómo ha sido concebido. En mi caso llego incluso a diseñar un mobiliario específico para muchas de las viviendas. A partir de ahí, en ese entorno armónico, se habita con los elementos personales del cliente".

 

Alfons Tost y Damián Sánchez (interioristas)

Alfons Tost y Damián Sánchez (interioristas)

"Una casa con alma tiene una historia, posee una experiencia que tiene que ver más con lo espiritual que con lo material. El verdadero secreto del interiorismo no es enamorarse de una pieza, sino de su historia".

"Defendemos elegir los objetos no desde el punto de vista recursivo, sino intelectual; la intención es lo que cuenta. Por eso la idea de que hay alma en la imperfección solo nos parece válida si hay una intención en ello; si por ejemplo buscas que lo que has creado se acabe o evolucione con el tiempo, que sea una historia que legas al cliente para que la complete. No creemos que solo haya belleza en las cosas acabadas hasta el último detalle, pero también creemos que hay un compromiso por parte de nuestro oficio de recuperar y no dejar perder valores de calidad del trabajo experto de industriales y artesanos".

"La imperfección que encierra un trabajo pobre no nos interesa. Una casa es como un discurso hecho con palabras cuidadosamente elegidas para resultar coherente. Si el discurso que explica la casa es escueto, pero está bien planteado, el resultado es maravilloso".

"Para crear una casa con alma hay que ser muy honesto, y eso significa utilizar recursos que se expliquen por sí mismos. Por eso nos gustan las texturas que transmiten los materiales en bruto. Pero el camino a la honestidad no es único; John Pawson, Peter Marino o Piero Lissoni llegan a ella desde planteamientos diversos: uno a través del minimalismo, otro desde el maximalismo barroco, pero siempre atento a la calidad, y el tercero por medio del racionalismo y la funcionalidad".

"Es fundamental que el cliente se identifique con el proyecto, lo haga suyo. Pero ese mecanismo de identificación a veces no es tan evidente, requiere de un proceso para que cuaje. Las cosas que no tienen una belleza evidente, pero que encierran algún mensaje acaban siendo más atractivas que las que resultan bonitas a simple vista".

"Cada vez estamos más en contra de esta tendencia del todo es válido; esta idea de que a cualquier elemento le podemos cambiar la función y ya pasa a ser algo interesante. No nos parece que esta actitud transmita alma. Es un recurso que a veces está bien y es un ejercicio simpático, pero el trabajo de un ebanista, de un ceramista o de un herrero está muy por encima de la creatividad de alguien que convierte una caja de frutas en un mueble. Una casa con alma no se hace con recursos fáciles, sino a través de las vivencias de sus habitantes con los objetos que la pueblan. No estamos defendiendo el diseño elitista y caro, sino el diseño bien hecho, que sabe elegir. Hay toda una tradición artesana en este país, como el trabajo con el mimbre y el esparto, que produce cosas sencillas pero maravillosas porque están bien hechas, y por eso tienen alma".

Fran Silvestre (arquitecto)

Fran Silvestre (arquitecto)

"Si entendemos el alma como una entidad inmaterial a través de la cual sentimos y pensamos, una casa con alma es aquella que te transmite tranquilidad y serenidad. Buscamos que nuestros proyectos contengan estas dos virtudes a través de la luz, los materiales, la espacialidad…Posteriormente las casas se habitan con un sistema de objetos que recogen las vivencias de sus habitantes. Consideramos que el alma va directamente relacionada con la sensibilidad frente a la que se ha afrontado el proyecto".

"Tratar de ajustar todos los espacios desde la globalidad hasta el mínimo detalle es un valor siempre presente en nuestro estudio. Aspectos como la agrupación funcional de las estancias, la conexión visual entre los espacios o la presencia siempre del exterior desde el interior son cuestiones que aportan otro tipo de confort a la vivienda".

"Sin duda existen muchos factores determinantes en cada trabajo que realizamos, pero a nosotros nos gusta pensar en cada proyecto como si fuese el primero, el único y el último que realizamos. Las personas que habitan nuestras casas son determinantes. Por eso es esencial generar un diálogo con las personas con las que trabajamos. Depende en gran medida de las circunstancias particulares de cada proyecto".

Jaime Beriestain (interiorista)

Jaime Beriestain (interiorista)

"Una casa con alma es aquella en la que se refleja la personalidad del dueño en cada rincón. Incluso en una casa minimalista se puede reflejar su identidad. ¡Que haya elegido un estilo minimalista, lleno de orden y con un toque monacal habla mucho de él!"

"Los detalles son tan importantes como la decoración entera o los acabados. Por ejemplo, un elemento tan trivial como un pomo de puerta es un elemento que merece atención".

"Como profesional, mi gusto va evolucionando cada día con el conocimiento. Y cada vez me obsesiono más por la búsqueda de información en la decoración. Preparamos trajes a medida: el buen profesional es el que sabe escuchar, mirar y entender. Das una solución final y acabada hasta los detalles. Una obra se termina cuando cada detalle y rincón están resueltos".

Ignasi Forteza y Sandra Aparici (arquitectos)

Ignasi Forteza y Sandra Aparici (arquitectos)

"El alma de una casa no la pone ni el arquitecto ni el interiorista, sino el cliente. Esto significa entenderle desde el primer momento, saber cómo quiere vivir, qué proyecto de futuro tiene. Siempre decimos que las casas las hacemos nosotros, pero en cierto modo las piensan ellos. Cuando abordamos un proyecto pedimos al cliente que nos haga llegar una especie de cuaderno de viaje con escritos, imágenes de interiores, dibujos... cualquier elemento que le inspire y nos transmita sus inquietudes. A través de ese ejercicio muchas veces salen cosas que ni él mismo se imaginaba. Nuestro papel es ayudarle, haciendo preguntas de cuya respuesta extraeremos la esencia y le daremos forma".

"Antes hacíamos casas en las que siempre tenía que haber una librería, porque la gente tenía libros y apego por ellos. Ahora necesitan un sitio para instalar y conectar el ordenador. Tenemos que adaptarnos a una generación digital con nuevos objetos personales".

"No nos gustan las casas de diseño, de moda; buscamos interiores atemporales. Por eso el arte es un elemento que siempre tenemos presente en una casa, pero no como elemento meramente decorativo, sino porque precisamente nos transmite sensaciones que conectan directamente con nuestra alma".

José Antonio Vázquez-Estudio Nómada (arquitecto)

José Antonio Vázquez-Estudio Nómada (arquitecto)

"Una casa con alma es una casa con personalidad y carácter, diferente y única. El alma de una casa no se debe únicamente a sus moradores, sino también al proyectista. El cariño y la ilusión que ponemos cuando diseñamos y damos forma a los espacios son las primeras manos de esa pátina que, capa a capa, va haciendo que una vivienda tenga algo especial".

"Sin duda, un diseño correcto y adecuado es fundamental para conseguir espacios con alma, pero hay muchos otros factores que son primordiales. Por supuesto, las referencias que nos da el entorno o el espacio donde intervenimos: el genius loci, pero también el tiempo es fundamental, entendido no como duración, sino como memoria: lo que nos cuentan los espacios o los objetos".

"Cada diseño es diferente porque cada vivienda o cada objeto tiene distintos requerimientos y condicionantes. Por eso, siempre intentamos diseñar sin prejuicios, dejándonos llevar por la intuición y el sentimiento. Me parece una buena manera de conseguir que aquello que entregamos a nuestros clientes pueda empezar una nueva vida y continuar acumulando alma e historia".

"Según voy ganando experiencia, me vuelvo más ecléctico y menos prejuicioso. Me doy cuenta de que mis obras tienen vida y, por tanto, siguen desarrollándose o, incluso, desaparecen y, por tanto, me importa tanto el antes como el después de mi intervención. También valoro ahora más las imperfecciones y las marcas del tiempo, como elementos que aportan mucha personalidad".

"Los objetos personales ayudan a enriquecer y dar carácter, pero no son los únicos ingredientes. De hecho, el alma es algo inconcreto, mágico, que se encuentra en muchas más ocasiones en espacios sobrios o desnudos".

"Soy intervencionista en el sentido de que intento abarcar todos los aspectos de nuestros trabajos. Me gusta llegar hasta el último detalle, sea un toallero o la tela de una cortina, porque entiendo que esto aporta coherencia. Sin embargo, eso no quiere decir que me obsesione por controlar todo ya que las obras no se acaban cuando se las entregamos a los propietarios, sino que siguen su vida y tienen que ser capaces de acumular “historia” y envejecer muy dignamente".

Maria Lladó (interiorista)

Maria Lladó (interiorista)

"Para mí una casa con alma me habla, me cuenta cosas, es casi un libro de memorias. Las casas con alma son el alma de las personas que las habitan. Son una extensión, un añadido, son discos duros, álbumes de fotos, resumiendo, son pura vida. Son las casas que más me enseñan y de las que más aprendo, las que más me fascinan; las miro y las escucho. Son joyas, me sacan mi punto voyeur".

"Siempre que me llaman para decorar una casa me gusta que el dueño o los dueños me cuenten qué libros leen, qué música escuchan, dónde viajan, qué sitios visitan. No quiero crear espacios, quiero crear sitios donde vivir y que se vayan llenando de vida. Las casas con alma son casas con arrugas, con defectos, con recosidos, con recuerdos y secretos, con cambios de humor: son lo más parecido a una persona. Sinceramente, una casa minimalista es lo más lejos a una casa vivida. Me agotan".

"No creo en la belleza por la belleza. O mejor dicho, hay bellezas que me aburren mucho si lo único que tienen es perfección. También me pasa con las personas. Hay casas con una gran piscina, un cuadro maravilloso y un suelo con una madera increíble y a mí no me dicen nada, son mudas. Como muchas personas, rascas y solo hay vacío. A mí gusta el desequilibrio, las manchas de la humedad, los libros apilados, los cuadros que dicen algo porque juntos hacen un coro, los objetos que son distintos –como las personas–, pero que se hacen amigos – como las personas–, los jardines que crecen a su bola, las cojines de aquí y de allí, las colecciones: lo que no pega ni con cola, pero que pega con el corazón".

"Los muebles, las telas, las personas tienen que ser como son, con personalidad, con sus desconchones: una mujer vieja puede ser íntima amiga de un adolescente igual que una vieja mesa puede convivir con un cuadro moderno: lo importante es que exista química, que estén cómodos y que les dé igual lo que piensen los demás. El toque especial no es más que eso que llamamos alma o personalidad o rollo, que es como me gusta llamarlo a mí".

"Yo nunca acepto un trabajo si no estoy cómoda con el cliente y el cliente esta cómodo conmigo: lo quiero conocer y quiero conocer cómo tiene que ser su casa, porque va a ser su casa y no la mía. Soy un poco como su médico o su psicólogo; pero no impongo, no mando; creo que mi cliente y yo tenemos que tener un punto de encuentro: que nos guste ser valientes, que nos guste el arte y la cultura, que tengamos sentido del humor, que no decoremos una casa para las visitas, que no nos guste aparentar, que apostemos por las cosas distintas y vividas, que nos guste volver a casa y estar cómodos y felices".