Sobre las novedades del diseño ha caído en una suave oscilación Clostra, un panel en el que el diseñador Emmanuel Gallina se ha inspirado en las vetas y las tramas de las hojas y que entra a formar parte de la familia de Ethimo. Esta original pieza de mobiliario llega como la solución natural a la separación de estancias. Hecha en aluminio y madera de teca, encaja tanto en espacios al aire libre como en interiores. Tiene presencia sin llamar la atención. Su naturaleza es adaptarse.

La tendencia actual hacia los espacios diáfanos hace de Clostra un complemento muy valioso. Porque a las muchas ventajas de una casa sin muros hay que añadirle una desventaja, la falta de intimidad. Clostra compartimenta y lo hace de una forma orgánica. Está diseñada para que el aire circule libremente. La estructura de metal, junto a las láminas de madera, provoca un juego de transparencias que consigue que el vínculo entre los espacios no se rompa del todo. Sus contornos redondeados compensan la presencia de muebles demasiado angulosos en casa, contribuyendo a una atmósfera equilibrada.

Con el macetero incorporado

Además, tiene un pie cuya función se prolonga más allá de la de sujetar la estructura, ya que permite incorporar un florero y así crear la ilusión de una pared verde. En la piscina, es una pieza que atenúa la potencia de los rayos del sol, especialmente en las horas punta del día. Como la versión actualizada de un parasol.

Los tabiques Clostra recuerdan a los paneles japoneses. Formas orgánicas, sutileza y materiales naturales como la madera le dan a esta pieza una reminiscencia oriental. Combinados entre sí, generan burbujas de relax, poniendo límites al espacio de una forma amable y creando un agradable juego de luces y sombras en el suelo. La teca está muy presente en la última colección de Ethimo, con piezas como el Clostra o la butaca Nicolette, con su original respaldo.

La silla Nicolette, diseñada por Patrick Norguet