El músico y compositor de jazz noruego Håvard Lund tenía un sueño por cumplir que se había convertido en casi una obsesión: crear la residencia de artistas más bella del mundo. La primera vez que pisó la isla de Fleinvær, al norte de Noruega, supo que aquel emplazamiento sería el escogido para hacer realidad sus anhelos.

El lugar está totalmente aislado del tumulto urbano.

El lugar debía servir para que músicos, artistas y cualquier alma creativa pudieran pasar temporadas de inmersión artística. Allí podrían alquilar habitaciones, ensayar y compartir experiencias, rodeados por un impresionante paisaje aislado de la vida urbana y envuelto por el gélido mar.

El proyecto de TYIN y Rintala Eggertsson Architects estuvo completamente abierto a la participación.

Lund se asoció con los arquitectos del estudio TYIN, que dado la dificultad del proyecto al que se enfrentaban decidieron contar también con la ayuda de Rintala Eggertsson Architects, igual o más innovadores que ellos; sumaron su experiencia trabajando en proyectos con condiciones climáticas adversas. Entre todos decidieron que el proyecto estaría absolutamente abierto a la participación y contaron con especialistas y artistas que intervinieron en cada fase.

Se respetaron al máximo a fauna y flora del lugar.

Las delicadas condiciones del lugar hicieron obligatoria un exhaustivo estudio del sitio que se realizó junto a los estudiantes de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología. Para que la interferencia con el terreno fuera lo menor posible se decidió dividir el proyecto en varias construcciones aisladas. La vegetación existente se respetó al máximo como principio, pues cualquier modificación implicaba años para volver a crecer en esa atmósfera. Además está un punto estratégico de anidación de gaviotas, por lo que resultaba relevante que las intervenciones no afectaran a la actividad de los animales.

Una sauna sobre un muelle recibe a los visitantes en el refugio soñado por el músico y compositor de jazz noruego Håvard Lund.

El proyecto comprende una serie de volúmenes que descienden la colina hacia el mar. A los visitantes que llegan en barco les recibe una sauna sobre el muelle. Una antigua sala de espera de los muelles se ha reformado para alojar a los huéspedes durante la noche. También hay cuatro pequeñas unidades para dormir que se reparten en la ladera de la colina, una sala de conciertos y la cantina.

Sala de inmersión situada en lo alto de la colina.

En la cima de la colina se diseño una interpretación contemporánea del almacén tradicional del pueblo sami: el njalla, levantada sobre el tronco de un árbol. El edificio mira al espectacular paisaje por encima del resto, está pensado como un lugar para la reflexión y la inmersión.

En los revestimientos de este refugio de Håvard Lund se emplearon materiales reciclados.

Las fachadas se han revestido con materiales reutilizados de otras construcciones, además de por las ventajas que ofrece el reciclaje, esta condición es casi imperativa en el proyecto pues por logística resulta complicado llevar materiales hasta el lugar del terreno.