Estos son los movimientos arquitectónicos más delirantes del siglo XX

A partir de los años 60, una serie de colectivos y arquitectos cuestionaron la arquitectura del movimiento moderno

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Ron Herron proyecto Walking the City 1964-1966 Archigram

Archigram. Walking the City 1964-1966

Peter Cook, David Green y Mike Webb formaban un grupo de arquitectos insatisfechos con la arquitectura que se venía haciendo desde las premisas del movimiento moderno se unieron y se dedicaron a reflexionar sobre las ciudades y la arquitectura desde una revista que lanzó su primer número en 1961. Un año después se amplía el número de colaboradores con Ron Herron, Dennis Crompton y Warren Chalk. La revista cuyo nombre Archigram era la suma de aquitectura y telegrama en inglés dio nombre al colectivo de trabajo. Con un intereés por la evolución de los materiales o las posibilidades que otorgaba la tecnología, proponían superar los límites formales de la arquitectura. Así imaginan viviendas bajo el agua, kits de contrucción a lo Ikea o grandes estructruras sobre una especie de piernas. La imaginación al servicio de la arquitectura radical.

Superonda de Archizoom Associati 1966

Archizoom Associati. Superonda, 1966

En esos tiempos de cambio de los años 60, otros grupos también reaccionaron frente a la arquitectura moderna en favor de una aproximación más imaginativa y con un tono de ciencia-ficción. Fue el caso de este colectivo vanguardista italiano Archizoom, fundado por Andrea Branzi con Gilberto Corretti, Paolo Deganello y Massimo Morozzi. Su gran propuesta: No-Stop City (1969), basada en la idea de que la tecnología podría erradir la necesidad de una ciudad moderna centralizada. Con ironía y un compromiso político, cuestionaba el carácter normativo de las ciudades existentes y promovía formas urbanas revolucionarias. Con el mismo humor y subersión, crearon diseños pop y kitsch como la cama Dream o el sofá Safari.

Monumento Continuo 1969 Superstudio

Superstudio. Monumento Continuo, 1969

Fundado en 1966 por Adolfo Natalini y Cristiano Toraldo di Francia y formado además por Gian Piero Frassinelli, Alessandro y Roberto Magris, Alessandro Poli, Superstudio es otro de los grupos de la arquitectura y el diseño radical de los 60. Los fundadores habían ido a la universidad con los componentes de Archizoom y mostraron su trabajo en la exposición Superarchitettura de 1966. Uno de sus trabajos conceptuales más famoso fue Monumento Continuo: un modelo arquitectónico para la urbanización total, una propuesta de anti-arquitectura basada en la cuadrícula que lo abarca todo, en una crítica al plan urbanístico de la época. Comprometidos por el cambio social a través de la arquitectura, a principio de los 70 lanzaron una serie de películas para concienciar sobre el impacto nocivo de la construcción en el entorno natural. De aquella retícula constructiva, nació su icónica colección de muebles de estilo minimalista, Quaderna, que todavía hoy edita Zanotta. Su trabajo ha influido a arquitectos como Zaha Hadid, Rem Koolhaas y Bernard Tschumi.

Casa del siglo de WORKacs Ant Farm

Ant Farm. Casa del siglo de WORKacs

Al otro lado del océano, en Estados Unidos, y en pleno movimiento contracultural de los 60, Chip Lord y Doug Michels fundaron Ant Farm en 1968. Empezaron haciendo una crítica a la educación arquitectónica de la época, pero debido a la influencia de las nuevas expresiones artísticas, su trabajo mutó a actuaciones, instalaciones o vídeos protagonizados, al principio, por sus construcciones inflables. Sus propuestas culminaron en La casa del siglo (una vivienda de estilo pop), el Cadillac Ranch Show (una intervención donde enterraron en fila la mitad frontal de diez Cadillac diferentes  en Amarillo, Texas), más próximo a un landart, media Burn y Dolphin Embassy, creados como una crítica irónica al consumo de masas y el deterioro del medio ambiente.

Universidad de Florencia de Gruppo 9999 1971

Gruppo 9999. Universidad de Florencia, 1971

Otro colectivo italiano se vino a sumar a este movimiento vanguardista. De naturaleza subersiva, Gruppo 9999 estableció su propia autarquía, perfeccionando un estilo de vida particular basado en experiencias empíricas y construccuiones artesanales. Para este grupo, la vida diaria se convirtió en objeto de diseño, en el que se involucraban tanto amigos como parientes, al estilo de los colectivos hippies de Estados Unidos, por lo que se les llegó a llamar arquitectos-artesanos. Su propuesta de trabajo colaborativa quedó plasmada en la discoteca Space Electronic en 1969, nacida de la imaginación de Carlo Caldini y Fabrizio Fiumi, donde se generaron diferentes niveles firmados cada uno por un miembro del grupo. La planta baja estaba llena de agua y el segundo piso constaba de un huerto en una demostración de su preocupación por el medio ambiente y la ecología. Su actitud lúdica llevó a considerar el grupo como el entorno ideal para la experiencia práctica de las aspiraciones individuales.

Haus Rucker Co Ballon für Zwei Apollogasse, Wien 1967

Hans-Rucker-Co. Ballon für Zwei Apollogasse, 1967

En otras ciudades de Europa también surgieron en la misma época, otros colectivos radicales, como es el caso de Hans-Rucker-Co en Viena. Creado en 1967 por tres jóvenes arquitectos y artistas: Laurids Ortner (1941), Günter Zamp Kelp (1941) et Klaus Pinter (1940), mezclaban en sus fundamentos la arquitectura, la psicología y la tecnología. Centrados al principio en la experiencia del cuerpo, desarrollaron, por ejemplo, Mind Expander I, un verdadero “instrumento para percibir el mundo interno”. Con un espíritu similar a otros grupos de arquitectura radical, se centraron en criticar la noción de progreso, la industrialización y las consecuencias para el medio ambiente. A a principios de los 70, se vuelven aún más radicales en sus propuestas, llevando a cabo algunas construcciones delirantes como uno de sus hitos, la Oase Nr. 7 (similar al proyecto de la imagen), una célula inflable enganchada a la fachada del edificio de documenta 5 (1972), presentado como un espacio de juego o de contemplación, pero al tiempo una crítica al espectáculo de la ciudad y un ejercicio sobre nuevos modos de hábitat.

Centro de Vulcanologia de Hans Hollein

Hans Hollein. Centro de Vulcanología

Aparte de los colectivos vanguardistas o los grupos de arquitectura radical, algunos arquitectos individualmente se desmarcaron de las premisas de la arquitectura moderna. Como Hans Hollein, que llevó lo racional al límite y fue considerado un arquitecto representante de la posmodernidad. Debutó en escala pequeña a finales de los 60 con un pequeña tienda de velas en Viena. Se compone de una fachada simétrica de esencia pop y rupturista con respecto al entorno circundante: el escaparate lo componen dos pequeñas ventanas y la puerta cuenta con un amplio tragaluz que abre su interior a la calle. En la misma calle, Graben, diseñó otras tiendas, como la joyería Schullin. Con el tiempo pasó a la gran escala, también haciendo gala de su atrevimiento: el centro comercial Haas Haus, que mezcla una fachada de aire clásico que se va convirtiendo en cristal reflectante; la sede del banco Santander en Madrid con un pefil más “consevador”, hasta el sorprendente Centro de Vulcanología en Auvergne (2002) con su fachada aparentemente rota en dos partes. Su eclecticismo y osadía le valieron el premio Pritzker en 1985.

Sede de la CCTV en Pekín Rem Koolhaas

Rem Koolhaas. Sede de la CCTV en Pekín

Representante aún de la arquitectura “radical”, hoy representa un perfil constructivo más realista desde su estudio OMA. Con su libro Delirio de Nueva York puso los pilares de lo que para él era la ciudad moderna y lo que sería su obra arquitectónica. Ha firmado grandes edificios pero también viviendas particulares, como la famosa casa Lemoine en Burdeos, cuyo corazón es un ascensor y estaba pensada para su propietario tetrapléjico. Sus edificios a gran escala tienen el poder de transformar una ciudad. Así la Biblioteca de Seattle (2004), la Casa da Musica en Oporto (1999) o la sede la CCTV de Pekín donde reinterpreta el rascacielos con una estructura con forma de O en un sorprendente desafío construtivo.

Jose Miguel de Prada Poole

José Miguel de Prada Poole. Habitáculo de la Ciudad instantánea

La España de los 70 vieron nacer la obra de un joven arquitecto sin prejuicios y sin límites. José Miguel de Prada Poole firmaba una obra utópica y, para más inri, efímera que no supo ser acogida en la España de su tiempo, a pesar de la senda que se había iniciado fuera con los grupos de arquitectura radical. En 1975, a sus 37 años, recibió el Premio Nacional de Arquitectura, en parte aupado por Fernando Higueras, el arquitecto maldito. Obsesionado con las estructuras neumáticas y los edificios con forma de burbuja, casi siempre de carácter temporal, ha construido proyectos visionarios y futuristas que lamentablemente han durado poco. Uno de sus hitos, la Ciudad instantánea (1971), una ciudad efímera formada por una serie de células hinchables; o el que le valió el Premio Nacional de Arquitectura, el Hielotrón, una pista de hielo en Sevilla con un menor consumo que cualquier otra de la época, estuvo en pie solo tres años, de 1973 a 1976.

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UFO. Presentación en la feria del mueble de Milán, 1971

Influido por el Dadaísmo, con unas propuestas experimentales alternativas a la norma, Lapo Binazzi co fundó UFO, un colectivo de diseño que formó parte del Diseño Radical italiano junto a grupos como Superstudio o Gruppo 9999. Con el mismo ánimo crítico y carácter utópico, crearon propuestas en una unión de arte, arquitectura y tecnología. Sirviéndose del humor como principal ingrediente, reaccinaron frente a los conflictos políticos y económicos de Italia. Su pieza más representativa, la Discoteca Bamba Issa, una sala mutable donde los asientos surgían como jorbas de camellos y la decoración ridiculizaba la burocracia italiana. La mayor parte de sus proyectos fueron efímeros, así que no han llegado hasta nuestros días.

De sus ideas vanguardistas, nacieron construcciones imposibles, pero también algunas edificaciones rompedoras que abrieron la senda de una nueva arquitectura. Su planteamiento fue una crítica a la situación del momento, al urbanismo devastador, una defensa de la ecología y una reflexión sobre el mundo. De la arquitectura pasaron al diseño (por ser más sencillo de llevar a cabo), a los interiores, e incluso, a la performance o al land art. Algunos de ellos, como Rem Koolhaas, siguen en activo aplicando sus ideas radicales a la realidad contemporánea.

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